06 abril, 2019

,

Secuencian el genoma del paiche sin participación peruana

Si viajas por la selva peruana, no puedes dejar de degustar el paiche, ya sea a la parrilla, en chicharrón o en cebiche. Este pez —que puede llegar a medir tres metros de largo y pesar más de 200 Kg— se ha convertido en una especie de gran importancia económica para la región amazónica. Pero no es su gran tamaño lo que atrae a los acuicultores, sino su tasa de crecimiento (unos 10 Kg por año) y su tasa de conversión alimenticia (por cada 1000 gramos de alimento gana 700 gramos de peso).

Paiche. Fuente: Flickr.
El paiche (Arapaima gigas) es una especie muy particular. Sus branquias no son completamente funcionales, por lo que requieren salir a la superficie cada cierto tiempo a respirar. Aunque eso no es un problema. Lo que verdaderamente provoca dolores de cabeza a los acuicultores es saber cuál es macho y cuál es hembra. Hasta hace una década, la única forma de diferenciarlos era solo cuando se emparejaban porque el macho se ve de un color más rojizo. Hoy en día ya se cuenta con un kit para determinar el sexo de los paiches en tres horas, aunque tiene sus limitantes: requiere tomar muestras de sangre y el pez debe alcanzar la madurez sexual.

El precio de la secuenciación de genomas ha bajado considerablemente en los últimos años. Cuando se publicó el genoma humano, en el año 2003, costó 3000 millones de dólares. Hoy empresas como BGI cobran menos de 1000 dólares. Por ello, cada día se publican las secuencias genéticas completas de muchas especies, especialmente, de aquellas que son de importancia económica.

Un reciente estudio publicado en Scientific Reports, desarrollado por un grupo internacional de investigadores (ninguno peruano pero sí brasileños), presentaron los genomas completos de dos paiches, uno macho y una hembra, con el fin no solo conocer a fondo los aspectos biológicos de esta especie, sino determinar las diferencias genéticas que hay entre ambos y así desarrollar herramientas moleculares más precisas para determinar el sexo.

El genoma del paiche tiene 665 millones de pares de base (pb) —la quinta parte de lo que mide el genoma humano— y se han podido identificar algunos marcadores que podrían servir para el sexaje de los paiches en cualquier momento de su vida. Además se identificaron genes relacionados con su rápido crecimiento, su gran tamaño, la adaptación a una dieta carnívora y la composición de la sustancia que libera de su órgano secretor ubicado en la cabeza, que explicaría por qué los machos se involucran más en el cuidado de las crías.

Tal vez se pregunten ¿por qué es el Perú no secuenciamos lo genomas de nuestras especies emblemáticas? El tema de los costos ya no es un problema ni una excusa como lo era antes. Incluso hay instituciones nacionales que cuentan con secuenciadores de última generación. El problema podría radicar en dos puntos.

Primero, no contamos con muchos expertos en bioinformática trabajando en el país, pues no basta con conocer la secuencia de ADN de un organismo, sino en analizar su significado biológico. Ya ha pasado más de una década desde que se secuenció el genoma de la papa y el Perú tuvo a su cargo uno de sus doce cromosomas. Sin embargo, a la fecha no hemos aprovechado de toda esa información genética generada. No hay perspectivas de desarrollo de variedades con tolerancia a sequía, resistencia a la rancha o mayor rendimiento utilizando la secuencia genómica de la papa disponible en el GenBank.

Segundo, no se tiene en claro las regulaciones asociadas con los recursos genéticos. Se desconoce que todo el material genético que tiene un valor real o potencial (recurso genético) es un recurso natural y, por tanto, es patrimonio de la nación. Por lo tanto, su utilización y aprovechamiento comercial debe ser autorizado y, los beneficios que genere, adecuadamente distribuidos, ya sea con las poblaciones que proveen el recurso genético o con el Estado. De esta manera se evita un uso inadecuado (biopiratería) o que otros países se aprovechen de ello (por ejemplo, generando patentes) sin retribuir de alguna manera al país donde se dio origen.

Para los investigadores, los procedimientos administrativos les resultan sumamente engorrosos y, en la medida de lo posible, tratan de evitarlos. En otros países, como Brasil, estos procedimientos son más claros y los investigadores reciben capacitaciones para llenar los formularios y solicitudes adecuadamente. Por ello, resulta más fácil secuenciar el genoma de una especie —como el paiche— en esos países que aquí, y serán ellos los que aprovechen mejor los beneficios generen estas investigaciones.

No obstante, nada nos imposibilita de utilizar la información genética generada una vez esté disponible en el GenBank.