15 octubre, 2013

Los sistema de datación en arqueología: cronología relativa y absoluta (PARTE I)

La arqueología es la ciencia que estudia a la cultura humana a través de la recuperación, documentación, análisis e interpretación de las evidencias materiales (cultura material) y su relación con el medio ambiente (paisaje). Distintos autores concuerdan en considerar al hombre y la sociedad humana como el objeto principal del estudio de la arqueología, y a la interpretación del comportamiento, así como el cambio y desarrollo cultural en el pasado, como su fin o meta.

Imagen | Flickr: @elmorsa 
Por registro arqueológico se conoce al conjunto de elementos formales originados por la acción social pasada que perduran hasta la actualidad y que constituye las fuentes de la arqueología. En otras palabras, es todo material mueble e inmueble hallado en un yacimiento arqueológico, que fueron hechos y utilizados por el hombre hasta ser abandonados al finalizar su vida útil.

Como dice Colin Renfrew en el prólogo del libro Siglos de oscuridad (Crítica, Barcelona, 1993) de Peter James: “La historia necesita fechas. La cronología es la columna vertebral tanto de la arqueología como de la historia, ya que, sin un marco temporal, no puede establecerse una secuencia de acontecimientos, ni se puede tener una visión clara de lo que sucedió en el pasado, ni saber qué avance significativo apareció primero”. Así pues, es ambición de todo arqueólogo colocar en el tiempo los sucesos, y sin la cronología no habría posibilidad de obtener la lógica de esos sucesos. Sólo cuando se sabe qué ocurrió antes y qué aconteció después, hay historia verdadera.

La mayor parte de los sistemas humanos de medición se calculan en años. Esta escala temporal asigna fechas desde o en un momento concreto del tiempo, de forma que en el mundo cristiano, por convención, se usa para datar el tiempo el nacimiento de Cristo, contándose los años antes o después del año 1 de la era cristiana. Para la obtención de una cronología o datación de los objetos arqueológicos se recurre un doble camino:

a. Cronología relativa o fijar que un objeto o una cultura es anterior o posterior a otra; es decir, ordenar las cosas en secuencias.

b. Cronología absoluta o fijar el objeto en un sistema cronológico universal dando la fecha exacta de su fabricación o utilización.

A. DATACIÓN RELATIVA

Hasta la aparición de las primeras técnicas científicas de datación aplicadas a la arqueología, en torno a los inicios del siglo XX, la datación arqueológica dependía casi por completo de los métodos históricos, que aún hoy día todavía resultan de gran valor.

La datación relativa es una forma arbitraria de datación ya que no necesariamente es correcta. No nos da fechas exactas o aproximadas, solo nos da periodos de tiempo bastante amplios lo cual nos permite una ordenación temporal de los registros arqueológicos. Es una forma de inferencia deductiva que hace el arqueólogo.

Así por ejemplo, para los períodos romano y medieval europeo las monedas ofrecen una oportunidad inconfundible de datación, ya que suelen llevar el nombre del gobernante que las emitió, cuya cronología normalmente es conocida. Por otra parte, la fecha de la moneda indica el año en que se fabricó, de tal forma que su inclusión en un depósito sellado establece un término post quem, una fecha máxima anterior a la cual no puede ser el depósito. Para los andes, la cerámica es una de las principales fuentes de datación relativa. Así tenemos, por ejemplo, la cronología de la costa norte basada en estilos cerámicos o las 5 etapas Moche hecha en base a la forma de las vasijas y los cambios en el asa estribo. La datación relativa implica ordenar los depósitos arqueológicos o capas estratigráficas, los artefactos y las estructuras en secuencias, estableciendo cuál es primero y cuál va después.

Ahora veamos cuales son las principales técnicas de datación usados por los arqueólogos:

Estratigrafía

La estratigrafía es el estudio de la colocación o deposición de estratos o niveles superpuestos. Desde el punto de vista de la datación relativa, el principio fundamental es que el nivel inferior se depositó antes que el nivel superior y, por tanto, el primero es más antiguo. De esta forma, una sucesión de estratos proporcionaría una secuencia cronológica relativa, desde los más antiguos (abajo) a los más modernos (arriba).

Imagen | Brown University.
Secuencias tipológicas

La forma de un artefacto —por ejemplo, una vasija— puede definirse por sus atributos específicos de material, forma y decoración. Varias vasijas con los mismos atributos constituyen un tipo; vasijas de diferentes tipos constituyen una secuencia tipológica. Hay dos conceptos que sirven de base para elaborar una datación relativa mediante la tipología:
  1. Los productos de un período y lugar determinado tienen un estilo reconocible, característico de la sociedad que los creó.
  2. El cambio estilístico de los artefactos suele ser gradual y evolutivo.
La seriación permite ordenar los conjuntos artefactuales en una sucesión, u ordenación seriada, que luego se aplica para determinar su ordenación temporal. Se han utilizado dos versiones de esta técnica: la seriación contextual y la seriación de frecuencia.
Imagen | Egyptological.
En la primera, lo que determina la seriación es la duración de los distintos estilos artefactuales (forma y decoración). Y la segunda se apoya principalmente en la medición de los cambios en la abundancia, o frecuencia, proporcional de un estilo cerámico.
Julio Sánchez García

Julio Sánchez es licenciado en arqueología por la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga y candidato a magister en el Programa de Estudios Andinos de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Entre sus áreas de interés se encentra la arqueología Moche, la arqueología Huari, las prácticas rituales y los festines funerarios en los Andes, el patrimonio y la gestión cultural.
Contacto: julio.sanchez@pucp.pe

08 octubre, 2013

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NaviCell: el Google Maps de las rutas metabólicas

ResearchBlogging.orgEl nacimiento de la biología molecular y los grandes avances que tuvo en la década de 1950, marcaron un hito en nuestra forma de entender cómo funciona la vida. Cada biomolécula que se descubría y se caracterizaba formaba parte de una intrincada red de reacciones químicas que ocurrían a cada instante en un determinado organismo.

El compuesto A formaba el compuesto B y este, a su vez, el compuesto C o D que servía de insumo para formar el compuesto E. Existían proteínas que facilitaban estas reacciones químicas (enzimas), permitiendo la conversión de un compuesto en otro. Habían otras que eran sub-unidades de moléculas mucho más grandes. Algunas proteínas sufrían cambios estructurales que afectaban su función. Y no solo eso, cada proteína era codificada por un gen que se activaba o inactivaba dependiendo de la presencia de otros compuestos. La complejidad de estas interacciones moleculares desafiaban la comprensión humana.

Los científicos se rompían la cabeza buscando formas de graficar y visualizar esta complejidad. En 1955, el Dr. Donald Nicholson (1916 – 2012) elaboró el primer diagrama de las rutas metabólicas*, que posteriormente pasaron a ser propiedad de la Unión Internacional de Bioquímica y Biología Molecular (IUBMB) y, desde 1990, publicados y comercializados por la empresa Sigma-Aldrich [1]. Su famoso mapa tuvo 22 ediciones, la última elaborada en el 2003, año en el que se dedicó a crear sus famosos Animaps (mapas de las rutas metabólicas interactivos).

(*) De seguro todos los que hemos estudiado biología o química hemos visto un póster que parece un diagrama del transporte público o las líneas del metro de una caótica ciudad colgado en uno de los pasillos o las oficinas de la Facultad o en algún laboratorio.

Donald Nicholson

Los mapas de interacción molecular son muy útiles para el desarrollo de problemas teóricos o experimentales, ya que pueden ser usados como como una hoja de ruta (cuando queremos saber como llegar del punto A al punto B) o como un diagrama electrónico (cuando queremos saber cómo están interconectados los distintos elementos que forman un sistema).

NaviCell es una nueva interfaz en línea, desarrollada por el Institut Curie de Francia, que permite visualizar e interactuar con las rutas metabólicas (las reacciones químicas que se llevan a cabo dentro de los seres vivos), de una manera muy intuitiva, tal como si estuviéramos buscando una avenida en el Google Maps [2].

Si bien existen muchas herramientas en línea que nos permiten navegar a través de las rutas metabólicas, tales como: KEGG, Panther, SPIKE, WikiPathways, TransPath, BioCyc, entre otros; NaviCell combina las características más esenciales de todos ellos, permitiendo colaborar con el mantenimiento y la curación de los mapas (detección de errores, identificación de nuevas reacciones, catalizadores y genes, etc.), además de intercambiar opiniones a través de los foros de discusión.

A diferencia de WikiPathways, donde cualquier usuario registrado puede modificar o actualizar los mapas, en NaviCell cada mapa cuenta con su propio blog para que los usuarios registrados dejen sus comentarios cada vez que detecten algún error o algo que deba ser actualizado. Un administrador asumirá la responsabilidad de interpretar los comentarios y modificará el mapa en caso de ser necesario, evitando así cambios incontrolados.

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Actualmente, se viene trabajando en una ampliación de las funciones de NaviCell para que incluyan otros datos relevantes como el nivel de expresión de los genes, actividades proteicas, características de las mutaciones, incluso —al mismo estilo del Google Maps— identificación de rutas alternativas para llegar del compuesto A al compuesto B.


Referencia:

  1. Nicholson DE (2000). The Evolution of the IUBMB-Nicholson Maps IUBMB Life, 50 (6), 341-344 DOI: 10.1080/713803744
  2. Kuperstein I, Cohen DPA, Pook S, Viara E, Calzone L, Barillot E & Zinovyev A (2013). NaviCell: a web-based environment for navigation, curation and maintenance of large molecular interaction maps BMC Systems Biology DOI: 10.1186/1752-0509-7-100