03 enero, 2013

Las rosas y la ingeniería de colores de las flores

La floricultura, una de las ramas de la horticultura, se define como la ciencia que se dedica al cultivo familiar o industrial de flores y plantas ornamentales. El ser humano a través de su historia ha creado y desarrollado múltiples procesos para la producción masiva de flores y plantas ornamentales. Desde tiempos inmemoriales hasta la actualidad la investigación científica ha evolucionado significativamente. Pero no fue hasta después del Renacimiento que la teoría y práctica de esta ciencia evolucionó notablemente. La teoría mendeliana fue redescubierta y aplicada a inicios del siglo XX, lo que incremento exponencialmente la reproducción de estos productos.

Desde entonces, la ingeniería genética ha sido utilizada para controlar diferentes detalles de forma y color en el cultivo de flores y plantas ornamentales. La coloración de una flor está determinada por tres clases de pigmentos: flavonoides, carotenoides y betalaínas. Los flavonoides, que son los pigmentos más comunes, producen gamas de colores que van desde el rojo y morado hasta el amarillo y anaranjado.
 
Las antocianinas son las formas más comunes de pigmentos flavonoides. Se puede aplicar la ingeniería genética para modificar la biosíntesis de flavonoides y así obtener variedades de flores con colores casi imposibles de conseguir a través del mejoramiento genético convencional (selección artificial e hibridación). Un ejemplo es la producción de las rosas azules. Estas no existen en la naturaleza, a pesar de los grandes esfuerzos de mejoramiento mediante la reproducción selectiva.
 
Una compañía japonesa abordó esta problemática a través de los cambios genéticos en una antocianina llamada delfinidina. A pesar que el resultado ha sido criticado por muchos, sigue siendo un gran paso en la creación de flores de gran demanda como es el caso de la rosa azul.
 
El estudio de color de la flor en sus aspectos genéticos y fenotípicos continuará con futuras pruebas de campo. Hasta entonces, apreciar el resultado visual en diferentes tipos de eventos sociales aumenta el interés científico y ornamental.
 

Este artículo nos lo envía Jesús Garay, escritor independiente con interés en la investigación de la biotecnología y el uso de herramientas como los colorímetros para medir con precisión los rasgos físicos.

2 comentarios:

  1. Muy interesante, es verdad que no somos Dios para cambiar la genética, pero no hay que negar que es hermoso ver una rosa de un color distinto al que estamos acostumbrados.

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  2. La imagen de la fotografía se puede apreciar que está alterada con algún programa de edición (photoshop), aunque eso no desmiente el artículo.

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