22 febrero, 2011

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La radiación emitida por los celulares aumenta la actividad cerebral… pero sólo un poquito

Muchas veces he escuchado decir a la gente que la radiación emitida por los celulares puede producir cáncer cerebral, y si lo llevas en los bolsillos, puede producir esterilidad. En la universidad, he visto que varios compañeros hicieron pequeños experimentos para ver si la radiación emitida durante una llamada por celular tiene algún efecto sobre el crecimiento microbiano o la germinación de semillas. Para ello, sometieron a placas con medios de cultivo portando semillas o colonias bacterianas, a dosis de llamadas —o simplemente timbrados si no había mucho saldo— para ver si después de unos días, había un efecto perjudicial en ellas.

Obviamente los resultados no fueron significativos. En primer lugar porque las semillas son capaces de resistir altas dosis de radiación, no sólo magnética, sino también ionizante. Por otro lado, la radiación electromagnética emitida por un celular no es capaz de dañar el ADN, así que no se observarán colonias deformes. Sin embargo, esto no quiere decir que dicha radiación no tenga un efecto perjudicial sobre nosotros, ya que podría interferir con la transmisión de señales eléctrica a través de las neuronas. Lamentablemente, hasta ahora no han habido estudios serios o procedimientos experimentales bien diseñados que permitan de una vez por todas responder a esta interrogante.

Un estudio que aparecerá en el número de mañana del Journal of the American Medical Association demuestra que la radiación emitida por los celulares si tiene un pequeño efecto sobre la actividad cerebral. Sin embargo, los investigadores no saben a ciencia cierta que significan estos resultados, pero han demostrado de dicha radiación tiene un efecto no natural en nuestro cerebro.

Los campos electromagnéticos de radiofrecuencia modulada (CE-RFM) emitidos por los celulares han aumentado vertiginosamente en los últimos años, lo que ha provocado un cierto miedo en la población por creer que pueden ser responsables de ciertas enfermedades como el cáncer. Cuando recibimos una llamada, los CE-RFM son absorbidos por nuestras células cerebrales, pero debido a que su intensidad es muy baja, muchos científicos creen que no es capaz de causar daño en el ADN que podría llevar a un cáncer. Sin embargo, las frecuencias oscilatorias de los CE-RFM podrían interferir con la actividad neuronal.

La energía de las CE-RFM de los celulares no es capaz de dañar el ADN pero si es capaz hacer vibrar los enlaces de las moléculas que conforman nuestras células, provocando un incremento en su temperatura. Pero, según un estudio publicado en el 2000, dicho incremento es imperceptible, llegando a un máximo de 0.1°C.

En el presente estudio, investigadores norteamericanos liderados por el Dr. Nora D. Volkow tomaron a 47 personas voluntarias para ver si una exposición larga y duradera a las CE-RFM puede generar algún efecto fisiológico, para ello usarán una novedosa técnica de visualización de actividad cerebral llamada la Tomografía por Emisión de Positrones (PET). Esta técnica usa una glucosa marcada con un átomo radiactivo emisor de positrones —el Flúor-18. Los positrones, por ser una partícula de antimateria, se aniquilarán ni bien se pongan en contacto con un electrón. La aniquilación liberará dos rayos gamma de 511 kiloelectrón-voltios (Kev) en sentidos opuestos, los cuales serán detectados y transformados en una imagen en tiempo real por una computadora. De esta manera se verá la actividad cerebral durante el tiempo que dure el experimento.

tep

El metabolismo de glucosa cerebral es el marcador más cercano y directo que tenemos de medir la actividad vascular y neuronal, de esta manera, si las CE-RFM alteran el funcionamiento del cerebro, se verá expresado en las imágenes PET.

A cada voluntario se le puso dos celulares, uno en cada oreja. Los celulares fueron puestos en modo ‘silencio’ para que los participantes no sepan cual de los dos era el que estaba emitiendo las CE-RFM. Después de pasado los primeros 20 minutos de exposición, se insertó la glucosa marcada radiactivamente, la cual fue monitoreada por 30 minutos, ya que este es el tiempo que el radioisótopo da mejores resultados, ya que con el tiempo decae y pierde su actividad. La energía absorbida por el cerebro fue de aproximadamente 1 Watt/Kg, el cual dependió de la marca y modelo del celular usado en cada experimento.

Los resultados mostraron que no hubo diferencias significativas en cuanto al metabolismo de glucosa en los controles negativos (41.2umol/100g) y los expuestos a los CE-RFM (41.7umol/100mg). Sin embargo, las imágenes PET si mostraron un efecto regional significativo. Los investigadores calcularon que el consumo de glucosa aumentó hasta en un 7% en el lado donde el celular emitía los CE-RFM. Pero, aún así, este aumento en el metabolismo de la glucosa está muy por debajo al aumento observado durante un estímulo visual, el cual es de un 6% – 51% superior al normal.

PET

Bueno, para terminar, creo que este estudio ha sido muy bien elaborado, metodológicamente hablando, y se puede concluir que la radiación emitida por los celulares no es capaz de causar un gran daño al cerebro y mucho menos producir cáncer. Sin embargo, los investigadores son un poco más prudentes y dicen que los resultados todavía no son concluyentes. Bueno, tal vez pueda ser que los efectos de los CE-RFM son acumulativos. Si bien 50 minutos continuos hablando por celular aumenta en 7% el consumo de glucosa, tal vez las horas que pasamos durante nuestras vidas pegados a los celulares podrían acumularse y causar un mayor efecto, aunque personalmente creo que esto es imposible.

Sería interesante hacer un estudio similar con los testículos, para ver si las personas que lleven celulares en los bolsillos puedan perjudicar sus gónadas. En lo que respecta a las radiaciones ionizantes, las gónadas y el cristalino son las partes del cuerpo más sensibles a ella, causando esterilidad o hijos con problemas congénitos y cataratas. Pero, la radiación emitida por los celulares tienen una baja energía, una longitud de onda grande, que lo único que podrían causar es aumentar la vibración molecular y, por lo tanto, aumentar la temperatura en unas cuantas centésimas de grado.

Referencia:

ResearchBlogging.orgLai, H., & Hardell, L. (2011). Cell Phone Radiofrequency Radiation Exposure and Brain Glucose Metabolism JAMA: The Journal of the American Medical Association, 305 (8), 828-829 DOI: 10.1001/jama.2011.201

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