Fuente | BBC. |
Generalmente cuando hacemos esta pregunta lo enfocamos desde un punto de vista atropocéntrico. Por ejemplo, se dice que el veneno inyectado en la mordedura de un taipán del interior (Oxyuranus microlepidotus) es capaz de matar a 100 personas; o que el veneno de la cobra real (Ophiophagus hannah) es capaz de matar a una persona en sólo 15 a 30 minutos.
Lo cierto es que las serpientes no producen veneno para matar a los humanos, sino para matar o paralizar a sus presas o defenderse de sus atacantes. Los humanos somos, lo que se llamaría en un lenguaje técnico, los organismos no blanco. No somos el objetivo de los venenos pero aún así estos nos pueden hacer mucho daño, porque los principios activos que poseen actúan de manera similar en los diferentes grupos de animales (mamíferos, insectos, artrópodos, etc.). Entonces, si un veneno está "diseñado" para matar o paralizar a un roedor de campo, lo más probable es que actúe de la misma manera con nosotros porque también somos mamíferos, o si un veneno esta diseñado para matar cucarachas, es poco probable que haga lo mismo con nosotros porque nuestra fisiología es muy diferente.
Pero no podemos negar que hay venenos más peligrosos para determinados organismos. Por ejemplo, el veneno que la taipán del interior inyecta en una mordida puede matar hasta 250.000 ratones de laboratorio, pero no necesariamente será suficiente para matar a esa misma cantidad de roedores silvestres que viven en Australia y son la base de su dieta, tal vez la evolución hizo que sus presas toleren una mayor cantidad de veneno o que el veneno es lo suficientemente potente como para matar a su presa en unos pocos segundos, que sería de gran ventaja al momento de ahorrar energía porque no tendría que perseguir o recorrer grandes distancias para encontrar servido su alimento.
La composición del veneno depende de la dieta de la serpiente, del organismo al cual lo inyecta o de la función que debe cumplir (defensa, digestión, parálisis, etc.), por lo que presenta una interacción con su entorno, es así que ahora se habla de la "ecología del veneno".
Y es así que, debido a estos efectos no deseados de los venenos de serpientes en los humanos, los científicos le han encontrado una utilidad médica a ellos. Por ejemplo, los venenos neurotoxicos, si se usan en bajas concentraciones, pueden ayudar a relajar los músculos y solucionar el problema de contracturas, o las desintegrinas de otros venenos que pueden inhibir la angiogénesis (generación de vasos sanguíneos) en tumores.
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