21 julio, 2020

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Cuatro generaciones de ratas son alimentadas con maíz transgénico y no les pasa nada

En toda conversación o debate sobre transgénicos, no falta alguien que dice que son perjudiciales para la salud. En muchos casos, la preocupación es sincera y con una explicación clara sobre el proceso regulatorio al que son sometidos estos productos para demostrar su inocuidad y seguridad, quedan tranquilos. Pero hay personas que, a pesar de la contundente evidencia sobre la seguridad de los transgénicos para el consumo humano, insisten en que esos estudios no sirven porque no se hacen evaluaciones a largo plazo.

Bueno, un reciente estudio publicado en Journal of Agricultural and Food Chemistry evalúa el efecto del consumo de un maíz transgénico (DBN9936), que posee el gen cry1Ab (resistencia a insectos) y epsps (tolerancia a glifosato), a lo largo de cuatro generaciones (F0, F1, F2 y F3). La finalidad fue ver si el consumo de maíz transgénico provoca algún efecto en la capacidad reproductiva de las ratas o en sus descendientes.

El experimento inició con 180 ratas divididos en tres grupos de 60. Cada grupo estuvo conformado por 30 machos y 30 hembras (F0). El primer grupo fue el control y se alimentó con una dieta balanceada para ratas (AIN-93G). El segundo grupo recibió una dieta con 73.3% de maíz convencional (no transgénico) y el tercer grupo una dieta con el 73.4% del maíz transgénico DBN9936. Después de 70 días con sus respectivas dietas, las ratas se pusieron en parejas para que se reproduzcan y generen descendientes (F1).

Con la F1 se formaron nuevos grupos de 60 ratas (30 machos y 30 hembras), manteniendo la dieta de sus padres por 70 días. Se emparejaron para generar nuevos descendientes (F2), repitiendo todo el procedimiento una vez más hasta obtener la F3. Finalmente, se seleccionaron 40 ratas al azar de la F3 y se alimentaron con la dieta de sus padres por 90 días.


Durante todo el experimento, los investigadores observaron la salud de los animales (consumo de agua y alimento, comportamiento, cantidad de heces y orina), la cantidad de descendientes, lactancia y esperanza de vida. Se tomaron muestras de sangre periódicas para evaluar los parámetros hematológicos (glóbulos rojos, hemoglobina, urea, glucosa, creatinina, hormonas, etc.) y algunas ratas fueron sacrificadas para los análisis histopatológicos (riñones, corazón, hígado, ovarios, testículos, etc.). Sin dudas, un estudio bastante completo y multigeneracional.

Los resultados mostraron que no hubo diferencias significativas en el peso corporal, la ingesta de alimentos, el peso de las ratas hembras en el período de preñez y la lactancia entre los tres grupos. No se encontró valores anormales en el peso de los órganos ni en los parámetros hematológicos en el grupo que se alimentó del maíz transgénico. El análisis histopatológico también fue normal. Aunque se observaron diferencias significativas en algunos parámetros reproductivos y hormonales, estos no provocaron efectos adversos en los padres ni en el desarrollo de los descendientes.

Un punto relevante del estudio fue que las ratas se alimentaron en promedio 48 gramos de maíz por kilogramo de peso corporal (g/Kg BW) por día, cuando el consumo promedio en los seres humanos es de 1.8 g/Kg BW por día. En otras palabras, la ingesta diaria de maíz transgénico de las ratas fue más de 20 veces superior que lo que una persona normalmente ingiere al día.

Estudios como este son requeridos por la entidades reguladoras (como la FDA o la EFSA) para aprobar y permitir la comercialización de un producto transgénico destinado para el consumo humano.

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