Para poder responder a esta pregunta, la Sociedad Planetaria ha desarrollado un experimento llamado LIFE (Living Interplanetary Flight Experiment) que busca probar si la teoría de la transpermia –la posibilidad de que la vida pudo haber venido desde otro paneta- podría ser posible.
Este experimento consiste en mandar una pequeña sonda espacial conteniendo organismos vivos representativos de cada uno de los reinos de la vida, incluyendo a un tardígrado, un animal invertebrado extremadamente resistente. La sonda debe llegar hasta la luna marciana, Fobos, y regresar a la tierra en un viaje de, aproximadamente, 34 meses. La sonda deberá soportar las inclemencias de espacio exterior, el ingreso a nuestra atmósfera, las inmensas fuerzas g y el choque contra nuestra superficie, para luego observar si los organismos en el interior de la sonda aún están vivos. Con este experimento se pretende simular lo que sufriría un organismo extraterrestre que llegó a la tierra, desde Marte u otro planeta, dentro de un meteorito y probar si la transpermia puede ser posible.
Por ahora, los oficiales espaciales rusos han retrasado la ejecución del experimento debido a problemas técnicos y de seguridad que no han sido superados. La sonda debe ser muy resistente porque debe reducir al máximo cualquier tipo de la contaminación en la luna marciana debido a alguna fuga o quiebre en el dispositivo durante el viaje. La sonda estará sometida a temperaturas extremas, tanto altas como bajas. Tampoco contará con paracaídas que disminuyan la velocidad de su caída.
Estudios pasados han demostrado que ciertos organismos pueden sobrevivir a bajas presiones atmosféricas, incluso en el vacío. Sin embargo, el principal obstáculo no es las bajas presiones atmosféricas, sino, la extremada radiación que existe fuera de la protección de nuestra magnetósfera. Estudios realizados por las misiones del Apollo 16 y 17 demostraron que ciertos organismos pueden sobrevivir a viajes espaciales cortos, de dos semanas aproximadamente; pero esto no se compara con los 34 meses que duraría este viaje.
Los organismos, antes de empaquetarlos en las sondas, son liofilizados y puestos dentro de viales especiales.
Los viales se agrupan de a doce en pequeños biomódulos circulares, cubiertas por una funda de titanio, un metal extremadamente resistente y liviano. En total serán 30 diferentes organismos dentro del pequeño biomódulo de 100 gramos.
Finalmente, se ponen dentro de un proyectil para realizar las pruebas de resistencia y durabilidad. Si todo sale como lo esperado, en el 2012 la sonda regresará a la tierra y caerá, como si fuera un meteorito, en el territorio Kazakhastaní. Los científicos recogerán la sonda y analizarán a los organismos dentro de el y ver si aún están viables y si la teoría de la transpermia puede ser posible.
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