Salió una historia muy interesante en la editorial del último número de Nature, acerca de como Brasil llegó ha estar a la vanguardia de la Biotecnología, la historia mas o menos dice así…
Corría el mes de mayo del año 97, cuando un par de científicos brasileños discutían y esbozaban un “pequeño” proyecto. Ellos eran José Fernando Pérez y Fernando Reinach, el primero director de la Fundación de Investigación de Sao Paulo (FAPESP), y el segundo, uno de sus principales asesores. ¡Vamos a secuenciar un genoma! – dijeron. De hecho que el proyecto sonaba muy ambicioso, y para los científicos más viejos – quienes se sentían cómodos viendo como avanzaba la biotecnología en EEUU y Europa – era descabellado. Sin embargo, a este par de científicos no les importó y pusieron muchos esfuerzos para llevar a cabo el proyecto. Empezaron a formar capacidades en genómica y bioinformática – la base de cualquier estudio de secuenciamiento – y formaron rápidamente un buen equipo de trabajo.
El organismo seleccionado fue una bacteria, Xylella fastidiosa (un patógeno de los cítricos), y la inversión inicial fue de $12 millones, dedicados única y exclusivamente para la compra de secuenciadores, computadoras, reactivos y para capacitaciones. El 13 de Julio del 2000 fue publicado la secuencia genética de la Xylella fastidiosa en la revista Nature, [Nature 406, 151–157; 2000] y no sólo eso, fueron portada de ese número de la revista!
Bueno, es una bonita historia pero no queda ahí. El proyecto siguió avanzando, los investigadores del FAPESP estuvieron ocupados secuenciando otro genoma de otro patógeno de los cítricos, además empezaron a secuenciar el genoma de la caña de azúcar – el principal cultivar del Brasil – y apoyaron con el Proyecto del Genoma del Cáncer Humano. En base a las investigaciones que se hacían en la caña de azúcar surgieron dos empresas: Allelyx (Xylella al revés), la cual se dedicaba a estudios genómicos; y CanaVialis, la cual se dedica ha innovar y mejorar los cultivos de caña de azúcar. Ambas empresas fueron compradas por Monsanto en el año 2008 por la suma de $290 millones.
Todo esto ha permitido que los científicos brasileños estén a la altura de cualquier científico americano o europeo. Además, Brasil no se ha conformado con eso, actualmente su Ministerio de Ciencia y Tecnología – algo que a nuestro país le falta y es necesario tener, en vez de uno de cultura – está promoviendo el desarrollo de su Centro de Investigación del Bioetanol. Sin embargo han caído en un pequeño problema… no tienen muchos investigadores doctorales, la mayoría está en otros países investigando gracias a becas. La FAPESP está promoviendo que estudiantes doctorales de otras partes del mundo vallan a investigar al Brasil, una idea estupenda ya que, si bien son investigadores de otros países, sus investigaciones la hacen en Brasil y para Brasil, y es el país anfitrión el que gana con todo esto.
Las universidades brasileñas al ofrecer becas investigan más, ganan más financiamientos, forman parte de proyectos internacionales, adquieren equipos de última generación, dan las condiciones óptimas para realizar investigaciones de calidad, tal como cualquier país desarrollado; poniendo a Brasil a la vanguardia de la Biotecnología en Sudamérica.
Ahora… ¿El Perú puede seguir este ejemplo? Claro que sí, pero se debe correr un pequeño riesgo y hacer una fuerte inversión. Los equipos para estudios genómicos y proteómicos han bajado considerablemente de precio – comparado con lo que le costó a los brasileños en el año 1997 –, y no sólo eso, los equipos de última generación te permiten secuenciar cientos de fragmentos en una sola corrida. Además, por qué conformarnos con el genoma de un sólo organismo, si podemos analizar de cientos de ellos a la vez, hacer Metagenómica en vez de Genómica. Por qué no usar herramientas bioinformáticas para predecir genes, estructuras proteícas, interacción de moléculas con proteínas, mecanismos de regulación, etc. y hacer un trabajo más focalizado. Por qué no hacer bioprospección y buscar genes, enzimas y principios activos en nuestra inmensa biodiversidad y darle una aplicación industrial, para conseguir dinero y hacer más investigación y desarrollar nuevas tecnologías.
Todo esto se puede hacer, tenemos profesionales sumamente capacitados, lamentablemente no trabajan en el Perú, pero si les damos las condiciones óptimas para que puedan hacer sus investigaciones aquí, estoy seguro que muchos de ellos estarán dispuestos a regresar para hacer algo por su país. Si generamos más conocimientos, desarrollamos o usamos nuevas tecnologías, el Perú será un país atractivo para hacer investigación ya que tenemos una gran riqueza – la cual es nuestra gran ventaja comparativa con respecto a otros países como Chile o Argentina – tenemos una diversidad biológica envidiable. Y no sólo tenemos mucha biodiversidad, también tenemos una gran cantidad de ecosistemas diferentes, zonas de vida diferentes, los cuales incrementan la cantidad de nuestros recursos genéticos en varios órdenes de magnitud. Nos damos el lujo de tener decenas de variedades de una misma especie, cada una con características diferentes. Y también tenemos una gran riqueza en conocimiento tradicional el cual debe ser aprovechado y explotado pero con mucha responsabilidad social, tratando de integrar al desarrollo científico a las comunidades nativas en vez de marginarlas.
Ojalá que nuestros gobernantes y políticos vean la importancia de invertir en investigación y desarrollo, tenemos muchos ejemplos al costadito (Chile o Brasil), si funcionó ahí por qué no acá… En fin si las cosas no cambian tendré que ser presidente, no hay de otra…
El ejemplo de Brasil es sin duda aleccionador (y no sólo para Perú).
ResponderBorrarDavid, si yo fuera peruano tendrías mi voto, no lo dudes.
David for President!