El registro fósil más antiguo de un mamífero primitivo data de hace unos 220 millones de años, en plena Era Mesozoica (250 – 65 millones de años atrás) —también conocida como la era de los dinosaurios. Sin embargo, se sabe muy poco o nada sobre la evolución y diversificación de los mamíferos durante ésta época ya que los registros fósiles son muy escasos y los pocos que se han podido recuperar sólo corresponden a dientes, muelas y colmillos, que no proveen de información suficiente como para poder caracterizarlos.
Si a esto le sumamos que los grupos de mamíferos que hoy conocemos recién aparecieron hace unos 65.5 millones de años —fin del Periodo Cretácico e inicio de la Era Cenozoica—, veremos que nuestro entendimiento sobre la evolución de los mamíferos sólo se limita a la última tercera parte. Sin embargo, más enigmático aún es la aparición y diversificación de los mamíferos en Sudamérica.
Por suerte, un grupo de investigadores argentinos liderados por el Dr. Guillermo Rougier de la Universidad de Louisville, han encontrado un par de cráneos parciales y colmillos, muy bien preservados, de un mamífero primitivo correspondiente al grupo de los drioléstidos que vivió en plena Era Mesozoica. El estudio publicado en Nature revela que el fósil fue hallado en la región de la Patagonia (Provincia de Río Negro, Argentina) en una capa de rocas sedimentarias que datan de hace unos 100 millones de años (inicios del Periodo Cretácico Tardío), convirtiéndose así en el fósil mamífero más antiguo hallado en esta parte del continente.
Primero, pongámonos en perspectiva. A inicios de la Era Mesozoica no existía América del Sur. Todos los continentes formaban parte de una gran masa terrestre conocida como Pangea. Con el paso de los años, los continentes empezaron a dividirse y a migrar cada uno por su lado. Pangea primero se dividió en dos: Laurasia (América del Norte y Eurasia) y Gondwana (América del Sur, África, Australia y la Antártida), y luego cada uno de estos dos bloques se dividió en los continentes que conocemos en la actualidad, algunos se volvieron a unir, por ejemplo: La India con Eurasia, formando los Himalaya; América del Norte con América del Sur a través de América Central y África con Eurasia formando el Mar Rojo.
Los mamíferos primitivos, entre ellos los del súper orden Dryolestoidea —parientes evolutivos de los marsupiales y placentarios modernos— se distribuían en Laurasia. La falta de registros fósiles en América del Sur hacían suponer que los mamíferos aparecieron por esta región mucho tiempo después, tal vez a fines del periodo Cretácico (hace 65 millones de años).
El reconocido paleontólogo José Bonaparte hizo grandes descubrimientos en sus últimos 20 años de investigación, los cuales reunió en un libro publicado el año pasado llamado Protomamíferos y Mamíferos Mesozoicos de América del Sur. En aquel libro describía el descubrimiento de dientes y colmillos fósiles de mamíferos primitivos en la región de la Patagonia (Argentina) que databan de hace unos 70 millones de años. Esto indicaría que en Sudamérica hubo una importante radiación evolutiva (aumento del número de especies) de mamíferos primitivos durante el Cretácico Tardío. Sin embargo, el descubrimiento de Rougier y sus colaboradores lleva esta diversificación unos 25 millones de años más atrás.
El excelente estado de conservación de los fósiles hallados por Rougier et al. ha permitido obtener información valiosísima sobre la morfología de los drioléstidos y su transición hacia los marsupiales y placentarios (terios). Lo primero que salta a la vista es que el cráneo comparte muchas características con los drioléstidos del periodo Jurásico hallados en Laurasia; sin embargo, también presenta características únicas que lo hacen endémico de Sudamérica: el cráneo tiene una forma alargada con unos colmillos gigantescos, bastante parecido a Scratch (la ardilla dientes de sable de la Era de Hielo). Debido a estas extrañas características, los investigadores la llamaron Cronopio dentiacutus.
Cronopio fue dado en honor a las criaturas bizarras creadas por el escritor argentino Julio Cortázar.
En base a la morfología de los dientes, los investigadores pudieron deducir que los drioléstidos de Sudamérica eran bastante diversos, ocupando varios nichos ecológicos de la Patagonia. Por otro lado, a diferencia de los continentes del norte donde los marsupiales y placentarios ya eran abundantes durante el Cretácico Tardío, en Sudamérica recién aparecieron y se diversificaron al entrar a la Era Cenozoica (hace 65 millones de años). Esto quiere decir que el patrón evolutivo de los mamíferos en esta parte del mundo habría sido diferente.
Al hacer el análisis filogenético, Cronopio dentiacutus encajó perfectamente dentro del grupo de los drioléstidos sudamericanos endémicos (verde oscuro). Este grupo es diferente al resto de los drioléstidos, y tal como se muestra en el árbol evolutivo, se empezaron a diversificar mucho después que sus parientes del norte. No obstante, a pesar que C. dentiacutus era mucho más primitivo que los demás, ya poseía características sumamente especializadas (hocico alargado, grandes colmillos, molares diseñados para cortar y triturar y músculos masticatorios sofisticados). Lo más probable es que C. dentiacutus se alimentaba de insectos. Sin embargo, es posible que la diversificación de los drioléstidos sudamericanos halla empezado en el Cretácico Temprano, esto sólo podrá ser corroborado si se encuentran fósiles de mayor antigüedad. Por ahora el árbol evolutivo de los mamíferos queda de la siguiente manera:
Estos resultados indicarían que los drioléstidos se diversificaron en Sudamérica mucho más tarde porque los marsupiales y placentarios no lograron poblar el continente hasta finales del Cretácico Tardío. Esto se debe a que Norteamérica y Sudamérica estuvieron separados desde el momento en que se dividió Pangea, y fue recién hace 75 a 65 millones de años atrás en que se formó un puente entre estos dos continentes, el cual facilitó la entrada de los marsupiales y placentarios desde el norte. Esto se demuestra gracias a los fósiles de los primeros terios que poblaron Sudamérica, los cuales fueron hallados en Bolivia y datan de hace unos 64 millones de años. Estos fósiles presentan grandes semejanzas con los terios del Cretácico Tardío de América del Norte.
Sin embargo, aún es muy pronto para dar por hecho todas estas conclusiones ya que hasta el momento sólo se tienen dos fósiles de mamíferos primitivos pertenecientes al Cretácico en Sudamérica: Vincelestes neuquenianus, encontrado también en la Patagonia y que data de hace unos 130 millones de años (el protomamífero más antiguo de Sudamérica conocido hasta ahora) y Cronopio dentiacutus. A diferencia de C. dentiacutus, V. neuquenianus no es pariente directo de los marsupiales y placentarios modernos y se extinguió en el Cretácico Temprano.
Por otro lado, en 1995 se reportó la presencia de terios en el continente africano durante el Cretácico Temprano. Durante ese periodo, África y Sudamérica estaban unidos formando Gondwana. Así que no sería nada raro si algún día aparece el fósil de un marsupial o un placentario con más de 100 millones de años de antigüedad en América del Sur.
Si bien el descubrimiento de Rougier y sus colegas no resuelve el misterio de la aparición y diversificación de los mamíferos en Sudamérica, si nos ayuda a entender un poco más acerca de la historia natural de nuestro continente durante la era Mesozoica, especialmente sobre la gran diversidad de especies de drioléstidos que habitaban estas regiones durante el inicio del Cretácico Tardío.
Referencia:
Rougier, G., Apesteguía, S., & Gaetano, L. (2011). Highly specialized mammalian skulls from the Late Cretaceous of South America Nature, 479 (7371), 98-102 DOI: 10.1038/nature10591
de Muizon, C. (2011). Palaeontology: Fresh light on southern early mammals Nature, 479 (7371), 51-52 DOI: 10.1038/479051a
mas dibujos más complementho eso estha muy chichipatho
ResponderBorrar