30 marzo, 2012

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La Enciclopedia de los Factores de Transcripción

Los Factores de Transcripción (FT) son un grupo de proteínas encargadas de modular la expresión de una gran variedad de genes. En otras palabras, son los interruptores genéticos. Están presentes en casi todos los sistemas bioquímicos de las células eucariotas, creando “programas regulatorios” que definen los diversos estados de desarrollo de un organismo así como su adaptación a una gran variedad de ambientes diferentes.

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Y a pesar de conformar sólo un pequeño porcentaje de todas las proteínas codificadas por el genoma de un organismo —5% en el caso de los humanos— más del 15% de los estudios genéticos realizados a la fecha identifican y analizan el papel de los FT en su regulación.

Actualmente, las investigaciones sobre los FT están enfocados en descifrar los complejos programas regulatorios que permiten a las células de un organismo —todas con el mismo genoma—diferenciarse en cientos de tipos diferentes de células, cada una con un fenotipo específico. Por ejemplo, cuando un espermatozoide fecunda a un óvulo, se forma una única célula que empieza a dividirse en dos, luego en cuatro, después en ocho… así hasta alcanzar miles de células, todas genéticamente idénticas, pero que a la larga cada una formará parte de un tejido diferente con funciones específicas: tejido muscular, óseo, nervioso, cardiaco, hepático, germinal, etc.

Los FT son usados también para reprogramar las células. Una células diferenciada, por ejemplo, una célula del fibroblasto, puede ser reprogramada y volverse una célula indiferenciada capaz de convertirse posteriormente en cualquier otro tipo de célula. Estas células son las famosas células madre inducidas a pluripotencia (iPSC). El año pasado, investigadores de la Universidad de Stanford transformaron una célula de la piel en una neurona; mientras que investigadores de la Universidad de Kyushu transformaron un fibroblasto en una célula hepática a través del uso de diferentes FT.

Sólo en el 2009 se han publicado 8,000 artículos relacionados con los FT. Es por esta razón que se requiere de un lugar donde todas esta información esté almacenada y ordenada de tal forma que cualquier investigador pueda acceder a una información detallada y relevante de un FT en particular, por ejemplo: su estructura molecular, sus sitios de unión, los genes que regula, las vías metabólicas en las que está involucrado, etc.

La Internet nos ha facilitado las cosas. Actualmente existen cientos de bases de datos donde uno puede encontrar toda la información disponible sobre un tipo de biomolécula específica. El GenBank del NCBI es una de las más completas en secuencias genéticas, el UniProt/SwissProt en cuanto a proteínas y estructuras proteicas, y así como estas hay muchas más.

Los FT son proteínas con funciones muy especiales: se unen directa o indirectamente al ADN, interactúan con otras moléculas, sufren modificaciones que afectan su función, etc.; y por lo tanto también requieren de su propia base de datos. Las más importantes y completas son JASPAR (sitios de unión de los FT), TRANSFAC® (FT y los genes que regulan) y PAZAR (la base de datos más completa de todas). Aún así estas bases de datos no presentan una información completa de todos los FT identificados hasta la fecha.

Ahora, un consorcio internacional de más de 100 investigadores, liderados por el Dr. Wyeth Wasserman del Departamento de Genética Médica de la Universidad de la Columbia Británica (Canadá) han desarrollado una nueva plataforma Web llamada Transcription Factor Encyclopedia (Enciclopedia de los Factores de Transcripción) con el objetivo de facilitar la curación (proceso por el cual se compara los datos bioinformáticos o in silico con los experimentales), evaluación y diseminación de la información referente a los FT de manera libre y gratuita (Open Access).

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Toda la información está disponible en un formato de mini-revisiones en los que cada colaborador agrupa toda la información disponible en la literatura científica de cada uno de los FT estudiados hasta la fecha. En la enciclopedia encontrarás un resumen general del FT, su estructura molecular, los sitios del unión al ADN, los genes que son regulados, las isoformas disponibles, las interacciones con otras moléculas, los fenotipos o enfermedades asociadas a su deficiencia, sus patrones de expresión, y enlaces a diferentes artículos relacionados al FT. Todo esto en una interfaz muy amigable.


Referencia:

ResearchBlogging.orgThe Transcription Factor Encyclopedia Consortium (2012). The Transcription Factor Encyclopedia Genome Biology, 13 (3) DOI: 10.1186/gb-2012-13-3-r24

29 marzo, 2012

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Posible ancestro humano también trepaba árboles

Restos fósiles del pie de un homínino de 3.4 millones de años de antigüedad sugiere que hubo una mayor diversidad locomotora a inicios de la evolución humana.

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Nuestra línea evolutiva apareció hace unos seis millones de años, cuando nos separamos de los chimpancés. Una de las primeras especies de homíninos del cual tenemos registros fósiles es el Ardiphitecus ramidus, que vivió hace unos 4.4 millones de años en África. Este homínino ya era capaz de caminar en dos patas, aunque aún tenía los dedos gordos del pie (hallux) largos y arqueados, características típicas de los grandes simios que viven en los árboles. Es por esta razón que algunos investigadores consideran al Ad. ramidus como un simio que evolucionó ciertas adaptaciones para el bipedismo de manera independiente.

En el 2011, un estudio publicado en Science confirmaba que otro homínino ancestral llamado Lucy (Australopithecus afarensis) caminaba en dos patas. El Dr. Donald Johnson y sus colaboradores llegaron a esta conclusión después de analizar los fósiles del cuarto metatarsiano de un Au. afarensis de 3.2 millones de años de antigüedad y ver que se parecían más al de los humanos modernos que al de los chimpancés.

Sin embargo, los escasos registros fósiles con los que contamos en la actualidad mantienen abierto el debate sobre el origen de los humanos. Muchos paleoantropólogos están de acuerdo en que el bipedalismo fue un proceso clave en nuestra evolución, pero hasta ahora no podemos explicar cómo apareció.

Un reciente estudio publicado el 28 de Marzo en Nature revela que pudo existir otro ancestro humano contemporáneo al Au. afarensis que aún estaba diseñado para vivir en los árboles. Los investigadores liderados por la Dra. Yohannes Haile-Selassie del Museo de Historia Natural de Cleveland (EEUU), llegaron a estas conclusiones después de analizar los restos fosilizados de ocho huesos del pie derecho de un homínino que vivió hace 3.4 millones de años al este del África.

Los pies de los humanos son muy diferentes al de los otros primates. Nosotros tenemos el dedo gordo largo y considerablemente grande, orientado hacia el mismo lugar donde apuntan los demás dedos, los cuales son mucho más cortos y rectos que el de los otros simios. Además, nuestros pies tienen un talón grande y estable que nos permite pisar firmemente cuando caminamos; así como también, un arco bien desarrollado que endurece la parte media del pie y transfiere el peso de nuestro cuerpo hacia la base del dedo gordo, ayudando a empujar el cuerpo hacia arriba y adelante para mantener una postura erguida.

Los huesos hallados por Haile-Selassie y sus colegas son realmente desconcertantes. Si bien datan del mismo periodo en el que vivió Au. afarensis, las características que presentan hace que sean más parecidos a los pies del Ad. ramidus. El dedo gordo es largo y apunta en dirección opuesta a los otros dedos, los cuales son ligeramente curveados. Esto les habría permitido sujetarse de las ramas y así poder escalar los árboles. En ciertos aspectos, es similar a los pies del gorila. Por ejemplo, el hueso del cuarto metatarsiano es relativamente largo, similar al encontrado en los monos.

Sin embargo, estos fósiles también presentan ciertas adaptaciones al bipedalismo. Por ejemplo, las terminaciones de los huesos metatarsianos —con excepción del dedo gordo— son largos y esféricos y las falanges están inclinadas hacia arriba por los extremos. Estas son características típicas de los pies de los humanos primitivos.

Los investigadores son conscientes de que necesitan más fósiles para asegurar que se trate de un nuevo homínino (un ancestro de nuestra misma línea evolutiva), aunque las evidencias encontradas hasta ahora apuntarían a que sí lo son. No obstante, si se puede afirmar que habían individuos que caminaban y trepaban árboles conviviendo, al mismo tiempo, con los Au. afarensis, quienes ya habían desarrollado el bipedismo.

Por ahora, los mismos paleoantropólogos no están seguros de qué características de los pies son necesarias para caminar, correr o trepar árboles. ¿Hasta que punto un pie más humano puede comprometer la capacidad de trepar árboles de un Australopithecus? o ¿hasta que punto la divergencia del dedo gordo del pie permite a un Ardipithecus caminar de manera efectiva? Son preguntas que aún esperan una respuesta.


Referencia:

ResearchBlogging.orgHaile-Selassie, Y., Saylor, B., Deino, A., Levin, N., Alene, M., & Latimer, B. (2012). A new hominin foot from Ethiopia shows multiple Pliocene bipedal adaptations Nature, 483 (7391), 565-569 DOI: 10.1038/nature10922

Lieberman, D. (2012) Hman evolution: Those feet inancient times Nature, 483 (7391), 550-551 DOI: 10.1038/483550a

27 marzo, 2012

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La planta peruana que ataca el dolor de muelas

Hoy se publicó en New Scientist una interesante entrevista a Françoise Barbira Freedman, una antropóloga médica de la Universidad de Cambridge que vivió muchos años junto a los pobladores de Lamas, una comunidad nativa de la selva peruana, en el departamento de San Martín. Un día Françoise sufrió de fuertes dolores molares y los pobladores la trataron con una planta que le alivió el dolor rápidamente. Ahora, ella llevará este poderoso analgésico a las masas.

Aquí una traducción libre de dicha entrevista:

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¿Qué te llevó a la comunidad quechua de Lamas en la remota Amazonía peruana?

Yo estaba fascinada por conocer acerca de las poblaciones andinas que viven en los bosques ubicados entre 200 y 800 metros de altura, donde hay una gran diversidad de flora medicinal. Los Chachapoyas que solían vivir allí intercambiaban sus plantas medicinales y psicotrópicas, resinas y plumas coloridas con los Incas. Estaba interesada en saber más acerca de los pobladores que allí viven, quienes han preservado su cultura y su conocimiento tradicional de las plantas —de manera secreta, bajo tierra— a pesar de los siglos de contacto con el mundo moderno. Esto nunca había sido estudiado antes.

¿Por qué esta tribu secreta te aceptó a ti cuando ya había rechazado a otros antropólogos?

Fui allí en 1974, cuando era una joven de 22 años, y pienso que ellos me veían como a una niña igual a sus propias hijas, y no como a una mujer. Fui adoptada por un clan y viví inicialmente con ellos por dos años, aprendiendo su dialecto quechua amazónico durante ese tiempo. En los últimos 30 años he regresado muchas veces a vivir con ellos y ahora soy un miembro del consejo de ancianos. Cuando estuve embarazada, me presentaron toda la gama de plantas medicinales ocultas y el conocimiento tradicional que ellos practicaban. Tuve acceso a ella casi sin darme cuenta. El clan me salvó la vida más de una vez con sus plantas medicinales.

Cuéntame acerca de la “hierba de los dientes”, Acmella oleracea

Es una hierba frondosa, con flores amarillas que crece sobre la tierra removida. Es nativa de esta parte del Perú, y el capullo de la flor y otras partes de la planta han sido utilizadas como una cura para el dolor de muelas durante cientos de años.

¿Cómo hiciste para producirla como un fármaco para el mercado mundial?

Cuando vivía en el clan, sufrí terriblemente por mi muela del juicio. Entonces, uno de los pobladores me dio un pequeño taco de la hierba de los dientes para morderla. Era muy eficaz para calmar el dolor, con una duración de una hora antes de necesitar otro taco fresco. Traje esta planta a la Universidad de Cambridge en el 2004, junto a otras hierbas medicinales, para un colega neurofarmacólogo interesado en estudiarlas. Esta es la primera vez que se ha probado y ha funcionado bien como anestésico en los dos primeros ensayos clínicos realizados.

¿Los Lamas verán algún beneficio del nuevo fármaco si éste sale al mercado, según lo previsto, en el 2014?

Hemos invertido dos años trabajando con los abogados para elaborar un contrato —aprendiendo de los mejores aspectos de otras compañías farmacéuticas— para asegurar que los pobladores Amazónicos se beneficien de un porcentaje de las ganancias con iniciativas de conservación y educación. Estamos distribuyendo el dinero a través de Organismos No Gubernamentales locales (ONGs) de larga trayectoria y confianza. Hasta el momento hemos creado un hermoso jardín medicinal para conservar las plantas utilizadas en la salud de la mujer. También queremos construir un centro de formación para enseñar a la comunidad las habilidades de producción de remedios y medicinas que yo he aprendido, pero que la nueva generación lo ha perdido.

Vía | New Scientist.

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CD47: Un nuevo objetivo para tratar tumores

Se expresa en la superficie de todos los tumores sólidos humanos y su bloqueo promueve la acción de los macrófagos.

CD47

Comparación de la expresión de CD47 (verde) entre tejidos cancerosos y tejidos sanos.

Los tumores han desarrollado muchas estrategias que les permiten sobrevivir y diseminarse por el cuerpo. Una de ellas es evitar ser devorados por los macrófagos (fagocitosis), unas células del sistema inmune que se encarga de eliminar cualquier agente extraño o perjudicial para nuestro organismo. Para esto expresan un antígeno de superficie llamado CD47, que se une a una proteína señalizadora en los macrófagos llamada SIRPα, encargada de inhibir la fagocitosis. En otras palabras, la CD47 actúa como una señal de “no me comas”.

Usando proteínas fluorescentes verdes asociadas al CD47, un grupo de investigadores liderados por el biólogo Irving Weissman del Instituto Ludwig de Investigación del Cáncer, descubrieron que esta señal estaba presente en casi todos los tipos de cáncer estudiados: ovarios, seno, colon, páncreas, hígado, vejiga, pulmones y escamoso de cabeza y cuello; todos caracterizados por presentar tumores sólidos.

Además, al analizar los niveles de expresión de CD47 en individuos con leucemia mieloide y linfomas, Weissman y su equipo encontraron una fuerte correlación entre la cantidad de ARN mensajero de este antígeno y la baja esperanza de vida del paciente, lo que indicaría que podría ser usado como un factor de pronóstico clínicamente relevante en ciertos tipos de tumores sólidos.

En vista que CD47 es esencial para la supervivencia de los tumores, los investigadores se preguntaron ¿qué pasaría si este antígeno es bloqueado? Para responder esta interrogante, Weissman y sus colaboradores desarrollaron anticuerpos monoclonales contra CD47 (anti-CD47) y probaron su efecto en diferentes tipos de cáncer. Lo que observaron fue sorprendente, tal como predijeron, los tumores cultivados en el laboratorio y tratados con anti-CD47 fueron atacados y fagocitados por los macrófagos, tanto humanos como de ratones. Los resultados fueron publicados el 26 de Marzo en PNAS.

Anti-CD47Imagen superior: Comparación de fagocitosis entre IgG1 (control negativo), anti-CD47 2D3 (anticuerpo no funcional) y anti-CD B6H12 (anticuerpo funcional). Las flechitas blancas indican la fagocitosis. Los tumores tratados con el anti-CD47 funcional presentan mayor fagocitosis. B y C: Índice de fagocitosis entre IgG1 y anti-HLA (controles negativos), anti-CD47 B6H12 y Bric126 (anticuerpos funcionales) y anti-CD47 2D3 (anticuerpo no funcional) en ratones (B) y humanos (C).

Como los resultados in vitro fueron muy alentadores, el siguiente paso era saber si lo mismo ocurría en un animal vivo. Como el tratamiento con anti-CD47 funcionó tanto con macrófagos humanos como de ratones, Weissman y su equipo tomaron diferentes tumores humanos y los insertaron en ratones con el sistema inmunológico suprimido (para evitar el rechazo del injerto), un proceso conocido como xenotrasplante de tumores.

Cuando los ratones fueron tratados con el anti-CD47, los tumores se redujeron considerablemente, algunos desaparecieron y ninguno llegó a diseminarse a otros tejidos del cuerpo (metástasis). Y no sólo eso, los ratones que recibieron el tratamiento incrementaron dramáticamente su esperanza de vida. Los ratones que recibieron un xenotrasplante de cáncer de mama, por ejemplo, no desarrollaron el tumor incluso cuatro meses después de haber dejado de recibir el tratamiento.

Sin embargo, debemos recordar que los experimentos in vivo han sido realizados en ratones. El ambiente que rodea a los tumores xenotrasplantados es diferente al que rodea a los tumores presentes en los humanos, el cual es mucho más protector. Esto podría jugar un rol importante a la hora de estudiar la eficacia del tratamiento en personas.

No obstante, el funcionamiento básico del anti-CD47 ha sido demostrado en macrófagos humanos, y esto da muchas esperanzas. Este anticuerpo demostró no solo reducir el tamaño de los tumores, incluso desaparecerlos, sino también inhibir la metástasis, un proceso responsable de la ineficacia de los tratamientos actuales.

El antígeno CD47 se expresa en casi todos los tumores sólidos humanos. Un tratamiento basado en un anticuerpo que bloquee su función antifagocitaria sería de gran utilidad para la medicina porque podríamos tratar muchos tipos de cáncer con un único agente terapéutico. De todas maneras, debemos tener bien puestos los pies sobre la tierra, muchas veces las cosas funcionan muy bien in vitro y en animales de laboratorio, pero cuando se analiza en humanos ya no tiene la misma eficiencia o presenta efectos secundarios indeseados que terminan por desbaratar todo lo avanzado.

Ahora, Weissman y su equipo recibieron un financiamiento de 20 millones de dólares para llevar sus experimentos a humanos y empezar con los primeros ensayos clínicos.Tengo la confianza que la terapia basada en el anti-CD47 será efectiva, al menos, en unos cuantos tipos de tumores.


Referencia:

ResearchBlogging.orgWillingham, S., Volkmer, J., Gentles, A., Sahoo, D., Dalerba, P., Mitra, S., Wang, J., Contreras-Trujillo, H., Martin, R., Cohen, J., Lovelace, P., Scheeren, F., Chao, M., Weiskopf, K., Tang, C., Volkmer, A., Naik, T., Storm, T., Mosley, A., Edris, B., Schmid, S., Sun, C., Chua, M., Murillo, O., Rajendran, P., Cha, A., Chin, R., Kim, D., Adorno, M., Raveh, T., Tseng, D., Jaiswal, S., Enger, P., Steinberg, G., Li, G., So, S., Majeti, R., Harsh, G., van de Rijn, M., Teng, N., Sunwoo, J., Alizadeh, A., Clarke, M., & Weissman, I. (2012). The CD47-signal regulatory protein alpha (SIRPa) interaction is a therapeutic target for human solid tumors Proceedings of the National Academy of Sciences DOI: 10.1073/pnas.1121623109

25 marzo, 2012

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La Tierra y la Luna: gemelos de Titanio

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Un análisis exhaustivo de la proporción de isótopos de titanio presentes en 24 muestras de rocas lunares sugiere que la Luna y el manto de la Tierra son más similares de lo que los modelos existentes lo permiten. Este descubrimiento es inconsistente con la teoría del Gran Impacto… (Sigue leyendo esta historia en Ciencias.pe)

22 marzo, 2012

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¿Cómo miran las larvas de la esponja?

No tienen neuronas ni opsinas, pero aún así se guían por la luz.

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Casi todos los animales están equipados con algún tipo de estructura visual que les permite navegar a través de su entorno, las larvas de la mayoría de las esponjas no. En cambio poseen un anillo de células fotosensibles muy primitivas que permiten guiarlos hacia la luz azul (fototaxia). Sin embargo, estas larvas no tienen neuronas ni opsinas —la principal molécula encargada de percibir la luz. Entonces, ¿cómo hacen para detectar la luz?

Un grupo internacional de investigadores liderados por el Dr. Todd Oakley de la UC Santa Bárbara analizaron el genoma de la esponja Amphimedon queenslandica en busca de otras proteínas sensibles a la luz conocidas como criptocromos, los cuales están presentes tanto en mamíferos, insectos y plantas. Usando unas sondas de ARN, Oakley y su equipo detectaron la presencia de dos tipos de criptocromos expresados en los embriones y larvas de las esponjas. Uno de ellos conocido como Aq-Cry2 se expresaba en anillo de células fotosensibles de las larvas según reportaron esta semana en The Journal of Experimental Biology.

Sin embargo, los criptocromos y las fotoliasas (una enzima que repara el ADN en respuesta a la luz azul o UV) son bastante similares. Con el fin de descartar que se trate de la segunda, los investigadores expresaron y purificaron la proteína Aq-Cry2 y probaron su era capaz de reparar el ADN. Los resultados mostraron que no lo pudo hacer, confirmando así que se trataba de un criptocromo.

Luego los investigadores sometieron a la proteína a luces de diferentes longitudes de onda, observando que la de 450nm (luz azul) era absorbida con una mayor fuerza: la misma longitud de onda a la cual las larvas reaccionan activamente.

Este hallazgo revela que el criptocromo Aq-Cry2 es clave para la fototaxia en las larvas de las esponjas y es posible que este sistema de fotodetección ha evolucionado de una manera completamente diferente a otras estructuras visuales. No obstante, aún se desconoce cómo hace esta proteína para dirigir a las larvas hacia sus lugares de asentamiento.


Referencias:

Rivera; et al. (2012). Blue-light-receptive cryptochrome is expressed in a sponge eye lacking neurons and opsin. J. Exp. Biol. 215,1278–1286 doi: 10.1242/​jeb.067140

Kathryn Knight. SPONGE LARVAE COULD BE GUIDED BY CRYPTOCHROME J. Exp. Biol. 2012 215:ii. ; doi:10.1242/jeb.072322

21 marzo, 2012

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Mimetismo imperfecto: cuando tu disfraz no te ayuda a evadir a tus depredadores

La baja presión selectiva sobre los insectos más pequeños explicaría porque la imitación imperfecta persiste en la naturaleza.

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El insecto que ven en la imagen superior no es una abeja, es un simple e inofensivo mosquito de la familia de los sírfidos, que para evadir a sus depredadores, imita el aspecto de una agresiva abeja (Himenóptera). A esta espectacular adaptación se le llama mimetismo batesiano, donde una de las especies (la imitadora), al no tener forma de defenderse de sus depredadores se asemeja a otra (el modelo) que sí es evitada por ellos.

Para que esta estrategia funcione, el disfraz debe ser excelente. Si el mimetismo es pobre, el depredador podrá diferenciarlo fácilmente del organismo original y terminará por comérselo. En otras palabras, la selección natural terminará por eliminar a los malos imitadores. Sin embargo, en la naturaleza también existen muchas especies que presentan un mimetismo imperfecto, sin tener una explicación concreta de por qué ocurre esto.

Una explicación podría ser que si bien para nuestros ojos el organismo no está bien mimetizado, para un depredador si lo está. Esta hipótesis —que depende de nuestra percepción— es conocida como “ojo del espectador”. Otra hipótesis dice que es más ventajoso que el imitador se parezca a más modelos a la vez que a uno solo (multimodelo). Una tercera hipótesis dice que el mimetismo imperfecto beneficia a los individuos que están genéticamente relacionados porque al depredador se le hará más difícil discriminarlos, sobre todo cuando hay una mayor abundancia de imitadores. Una cuarta hipótesis dice que un mejor mimetismo podría afectar otras capacidades del organismo, por ejemplo: su capacidad reproductiva. Y una quinta hipótesis (selección relajada) dice que hasta cierto punto el mimetismo es eficiente, refinarlo no trae un beneficio selectivo al organismo.

Para dar una respuesta definitiva a este fenómeno, un grupo de investigadores canadienses liderados por la bióloga Heather Penney de la Universidad de Carleton, hicieron un análisis comparativo de todas estas hipótesis que de alguna forma tratan de explicarlo. Según el estudio publicado hoy en Nature, los depredadores imponen una menor presión selectiva sobre los insectos con poca fidelidad mimética cuando estos son más pequeños.

Penney y sus colaboradores no hallaron evidencias que respalden las dos primeras hipótesis. Tanto los humanos como los pájaros encontraron semejanzas entre los sírfidos y sus respectivos modelos himenópteros, y no hallaron características miméticas típicas de dos o más modelos a la vez. La tercera hipótesis también fue descartada porque la precisión mimética no disminuye con el aumento de los imitadores, sino todo lo contrario.

Lo que los investigadores encontraron fue que los sírfidos más grandes tienden a ser mejores imitadores. La explicación es que siempre los depredadores optarán por presas grandes. Esto quiere decir que los sírfidos más grandes estarán sometidos a una mayor presión selectiva y tendrán que desarrollar disfraces más fidedignos para poder evadir a sus atacantes. En cambio, los sírfidos más pequeños no ofrecen una gran recompensa por el riesgo que corren los depredadores al devorarlos, así que la presión selectiva sobre ellos será menor permitiendo su permanencia en la naturaleza.

La última hipótesis (presión relajada) es la que predice mejor estas observaciones. Sin embargo, no podemos descartar la cuarta hipótesis. Podría ser que para mejorar la perfección del mimetismo se tenga que pagar un costo muy alto que podría afectar otras funciones importantes para el organismo.


Referencia:

ResearchBlogging.orgPenney, H., Hassall, C., Skevington, J., Abbott, K., & Sherratt, T. (2012). A comparative analysis of the evolution of imperfect mimicry Nature, 483 (7390), 461-464 DOI: 10.1038/nature10961

Imagen: http://www.commanster.eu/commanster/Insects/Flies/Syrphidae3.html