07 mayo, 2010

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Un mecanismo para restaurar la memoria

A cuantos no nos ha pasado que nuestros abuelos nos cuentan muchas veces la misma historia; y en cada una de las veces la historia tiene ligeros cambios —como en la propaganda de Pilsen, el de las pirañas— esto porque al envejecer la memoria empieza a fallar. ¿A que se debe esto? Científicos del Instituto Europeo de Neurociencias de Goettingen creen haber llegado a la respuesta identificando ciertas pistas en el ADN del cerebro de los ratones ancianos.

Tal como las personas ancianas, los ratones viejos no recuerdan donde estuvieron cuando algo trascendental les ocurrió. Los investigadores pusieron a los ratones dentro de cajas con iluminación, olores y otras características particulares que un ratón suele recordar normalmente, y sólo en determinadas cajas había una deliciosa comida esperando por ellos. Cuando a los ratones jóvenes se les ponía frente a estas cajas, 24 horas después de ponerlos por primera vez, lograron recordar en cual de ellas se encontraba la deliciosa comida; sin embargo, cuando a ratones de edad media (16 meses) se les sometía al mismo experimento, no recordaron en cual de las cajas estaba la comida.

Este experimento es como si un día le enseñaras a tu abuelo a usar el control remoto y empiece a pasar canal por canal hasta que de pronto encuentra su programa favorito, “el Gran Chaparral”, en uno de los canales. Cuando den los comerciales seguro cambiará de canal y después de un rato regresará al mismo canal donde estaba su programa, lo recordará exactamente. Al otro día, a la misma hora cogerá el control remoto y no se acordará en que canal daba su programa y se podrá a buscar nuevamente canal por canal. Una persona joven recordará fácilmente en que canal daba, pero un viejito no.

Estudios previos ya habían encontrado cerca de mil genes relacionados con la formación de la memoria. Así que para determinar que era lo que provocaba el olvido en los ratones viejos, el equipo liderado por el biólogo André Fischer, buscaron que cambios químicos se daban en estos genes; cambios que apagaban y regulaban su expresión rompiendo el mecanismo de la formación de los recuerdos. Los investigadores encontraron que eran los grupos acetilo los que activaban estos genes de apoyo y que en los ratones ancianos, había una notable carencia de estos grupos químicos. Estos grupos acetilo hacen que el ADN se relaje un poco y salga de ese estado de súper-enrollamiento, liberando a los genes relacionados con la formación de los recuerdos para ser expresados. Tal vez este dibujo lo explique mejor:

acetilo

Entonces, si el ratón tiene menos grupos acetilo, los genes seguirán extremadamente enrollados, las enzimas encargadas de la transcripción y traducción no podrán acceder a ellos y no habrá expresión de las moléculas que ayudan en la formación de la memoria. Si esta hipótesis es cierta, la reconstitución de los grupos acetilo en las células cerebrales podría restaurar la memoria, o sea, si inyectamos grupos acetilos directamente al cerebro de los ratones ancianos, ¿le podríamos regenerar su capacidad de formar recuerdos? La respuesta es sí. Los investigadores inyectaron una droga en el cerebro de los ratones viejos que contrarrestaba los efectos de la caída de la acetilación en el ADN de sus células. Como resultado, el grupo de genes de la memoria se encendieron y el ratón viejo recuperó su capacidad de recordar como si fuera un ratón joven.

Si la formación de la memoria ocurre de la misma forma en los humanos, los científicos podrían ser capaces de contrarrestar la pérdida de la memoria estimulando la acetilación en los núcleos de las células cerebrales. Pero, la acetilación podría tener más roles en diferentes tejidos del cuerpo, en diferentes tipos de células, este podría ser un buen tema de investigación.

Vía Science News.

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