Uno se imagina a una planta carnívora similar a las que aparecen en el juego de Nintendo® Súper Mario Bross; así grandes, con dientes y con la capacidad de moverse para capturar a sus presas. Sin embargo, las plantas carnívoras en realidad son sésiles y generalmente pequeñas, con unas formas sumamente exóticas que cualquiera quisiera tener una en su casa. Entre las más populares tenemos a la venus atrapamoscas, las droseras y las nepentes.
Las plantas carnívoras poseen hojas modificadas, las cuales pueden segregar líquidos pegajosos, aromas y colores que atraen a algunos insectos o proveer una deliciosa carnada para capturar a sus presas dentro de una sofisticada trampa. Esto lo hacen porque, generalmente, las zonas donde crecen no logran cubrir sus requerimientos nutricionales, así que deben valerse de otras fuentes de alimento para contrarrestar esta carencia.
En el archipiélago de Borneo es común encontrar a una de las plantas carnívoras más fascinantes, las del género Nepenthes. Estas plantas poseen una hoja modificada en forma de un vaso profundo y alargado, el cual contiene una mezcla de enzimas digestivas en su interior. Los insectos —que son atraídos por sus deliciosos aromas y llamativos colores, muchos de ellos a longitudes de onda imperceptibles para el ojo humano— curiosos entran en la boca del jarro y resbalan hacia la solución digestiva, gracias a una sustancia resbalosa que es secretada por las paredes de la hoja. La presa no puede escapar y termina por digerirse al cabo de unos días, liberando los nutrientes necesarios para que la planta viva feliz.
Las nepentes pueden ser tan grandes que no sólo capturan insectos. Por ejemplo, la Nepenthes truncata puede capturar hasta pequeños roedores como los ratones.
Sin embargo, en el año 1980, un ecólogo llamado Jonathan Moran hizo una extraña observación en una variedad de la especie Nepenthes rafflesiana llamada 'elongata'. Su hoja modificada tenía la forma de un jarro más largo y estrecho que la de sus parientes más cercanas. Además carecía de aromas y colores llamativos que pudieran atraer pequeñas presas. Todo esto provocaba que la N. r. elongata capturara siete veces menos insectos que las variedades comunes. Entonces, ¿cómo hacía para sobrevivir un predador que no caza?
Más de 20 años después de la observación de Moran, otro ecólogo llamado Ulmar Grafe de la Universidad de Brunéi exploraba junto a sus colegas el bosque húedo de Borneo en busca de renacuajos dentro de las nepentes, cuando observó a un murciélago posarse dentro de una de ellas. En ese momento, el acontencimiento pasó desapercibido, pero fue meses después, cuando Grafe leyó el trabajo publicado por Moran sobre el misterio de las nepentes que a pesar de ser malas cazadoras, podían sobrevivir normalmente. Fue ahí donde supo a qué se debía.
Así que Grafe se enrumbó en otra exploración que duró 7 semanas, en la cual observaron el comportamiento de los murciélagos y su relación con las nepentes. Grafe y su equipo encontraron pequeños murciélagos de 4cm de longitud (Kerivoula hardwickii) en la cuarta parte de las N. r. elongata estudiadas.
Resulta que estos pequeños murciélagos usaban a las N. r. elongata como hogares ya que al ponerles unos radiotransmisores para estudiar su comportamiento y desplazamiento durante el día y la noche, vieron que los murciélagos dormían dentro de las plantas carnívoras y sólo lo hacían en la variedad elongata, no en otra variedad o especie. Los murciélagos eran bien selectivos con su vivienda y hasta se encontraron madres acurrucados con sus hijos murciélagos dentro de las plantas.
Esto se debe a que la variedad elongata esta diseñada de tal manera que esta especie de murciélago cabe sin problemas. El espacio ubicado encima del fluído digestivo es suficiente como para albergar hasta dos murciélagos, y el tubo es tan estrecho que el mamífero calza exacto y no termina resbalando por las parades.
Entonces, la nepente ha creado una relación simbiótica con el murciélago, dándole un lugar acogedor donde pasar la noche y recibiendo a cambio las heces del animal que son ricas en compuestos nitrogenados, un elemento vital para el desarrollo de las plantas. Por ejemplo, las hojas adyacentes a las plantas con murciélagos tienen 13% más nitrógeno que las que están adyacentes a las plantas que no tienen murciélagos. Los científicos calcularon que la N. r. elongata obtiene la tercera parte de su nitrógeno directamente del guano del murciélago. Esto lo determinaron a través de las proporciones isotópicas del nitrógeno, cuyos valores son diferentes en el guano con respecto a otra fuentes de nitrógeno.
Es posible que haya más de este tipo de relaciones entre otros animales con las plantas carnívoras y tal vez la nepente no sólo le de un lugar donde pasar la noche, sino otros beneficios más que aún estarían por descubrir. Las nepentes son plantas extremadamente exóticas, ya vimos a una que comía ratones, ahora una que sirve de hotel, que cosas más no llegaremos a encontrar, ya que hay más de 120 variedades extrañas de nepentes en Borneo. Sin dudas, la naturaleza cada día nos asombra más.
Referencia:
Grafe, TU., et al. A novel resource–service mutualism between bats and pitcher plants. Biol. Lett. (published online before print) doi:10.1098/rsbl.2010.1141 (2011)
Vía Science News. Galería de fotos: NERS.
En el archipiélago de Borneo es común encontrar a una de las plantas carnívoras más fascinantes, las del género Nepenthes. Estas plantas poseen una hoja modificada en forma de un vaso profundo y alargado, el cual contiene una mezcla de enzimas digestivas en su interior. Los insectos —que son atraídos por sus deliciosos aromas y llamativos colores, muchos de ellos a longitudes de onda imperceptibles para el ojo humano— curiosos entran en la boca del jarro y resbalan hacia la solución digestiva, gracias a una sustancia resbalosa que es secretada por las paredes de la hoja. La presa no puede escapar y termina por digerirse al cabo de unos días, liberando los nutrientes necesarios para que la planta viva feliz.
Las nepentes pueden ser tan grandes que no sólo capturan insectos. Por ejemplo, la Nepenthes truncata puede capturar hasta pequeños roedores como los ratones.
Sin embargo, en el año 1980, un ecólogo llamado Jonathan Moran hizo una extraña observación en una variedad de la especie Nepenthes rafflesiana llamada 'elongata'. Su hoja modificada tenía la forma de un jarro más largo y estrecho que la de sus parientes más cercanas. Además carecía de aromas y colores llamativos que pudieran atraer pequeñas presas. Todo esto provocaba que la N. r. elongata capturara siete veces menos insectos que las variedades comunes. Entonces, ¿cómo hacía para sobrevivir un predador que no caza?
Más de 20 años después de la observación de Moran, otro ecólogo llamado Ulmar Grafe de la Universidad de Brunéi exploraba junto a sus colegas el bosque húedo de Borneo en busca de renacuajos dentro de las nepentes, cuando observó a un murciélago posarse dentro de una de ellas. En ese momento, el acontencimiento pasó desapercibido, pero fue meses después, cuando Grafe leyó el trabajo publicado por Moran sobre el misterio de las nepentes que a pesar de ser malas cazadoras, podían sobrevivir normalmente. Fue ahí donde supo a qué se debía.
Así que Grafe se enrumbó en otra exploración que duró 7 semanas, en la cual observaron el comportamiento de los murciélagos y su relación con las nepentes. Grafe y su equipo encontraron pequeños murciélagos de 4cm de longitud (Kerivoula hardwickii) en la cuarta parte de las N. r. elongata estudiadas.
Resulta que estos pequeños murciélagos usaban a las N. r. elongata como hogares ya que al ponerles unos radiotransmisores para estudiar su comportamiento y desplazamiento durante el día y la noche, vieron que los murciélagos dormían dentro de las plantas carnívoras y sólo lo hacían en la variedad elongata, no en otra variedad o especie. Los murciélagos eran bien selectivos con su vivienda y hasta se encontraron madres acurrucados con sus hijos murciélagos dentro de las plantas.
Esto se debe a que la variedad elongata esta diseñada de tal manera que esta especie de murciélago cabe sin problemas. El espacio ubicado encima del fluído digestivo es suficiente como para albergar hasta dos murciélagos, y el tubo es tan estrecho que el mamífero calza exacto y no termina resbalando por las parades.
Entonces, la nepente ha creado una relación simbiótica con el murciélago, dándole un lugar acogedor donde pasar la noche y recibiendo a cambio las heces del animal que son ricas en compuestos nitrogenados, un elemento vital para el desarrollo de las plantas. Por ejemplo, las hojas adyacentes a las plantas con murciélagos tienen 13% más nitrógeno que las que están adyacentes a las plantas que no tienen murciélagos. Los científicos calcularon que la N. r. elongata obtiene la tercera parte de su nitrógeno directamente del guano del murciélago. Esto lo determinaron a través de las proporciones isotópicas del nitrógeno, cuyos valores son diferentes en el guano con respecto a otra fuentes de nitrógeno.
Es posible que haya más de este tipo de relaciones entre otros animales con las plantas carnívoras y tal vez la nepente no sólo le de un lugar donde pasar la noche, sino otros beneficios más que aún estarían por descubrir. Las nepentes son plantas extremadamente exóticas, ya vimos a una que comía ratones, ahora una que sirve de hotel, que cosas más no llegaremos a encontrar, ya que hay más de 120 variedades extrañas de nepentes en Borneo. Sin dudas, la naturaleza cada día nos asombra más.
Referencia:
Grafe, TU., et al. A novel resource–service mutualism between bats and pitcher plants. Biol. Lett. (published online before print) doi:10.1098/rsbl.2010.1141 (2011)
Vía Science News. Galería de fotos: NERS.
Wow. Que genial
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