(…) Es el año 2055, una madre está a punto de dar a luz pero, antes de hacerlo, debe pagar un impuesto... Todos los genes con los que nacerá su bebé tienen un dueño, o sea, están patentados, y nadie puede usar una patente sin pagar una regalía (…)
Este pequeño fragmento de un futuro no muy lejano, es una exageración, obviamente, porque no todos los genes son de importancia económica como para ser patentados, solo aquellos que nos permitirá predecir la vulnerabilidad a adquirir ciertas enfermedades o adicciones, así como nuestra respuesta a determinados fármacos y drogas.
Sin embargo, esta predicción “geneticalíptica” no podrá ser procedente ya que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos declaró que los genes no pueden ser objeto de patentes por ser parte de la naturaleza. Esta conclusión es contraria a lo que normalmente se ha practicado la Oficina de Patentes y Marcas de EEUU, la cual concedió la patente sobre ciertos genes aislados por empresas farmacéuticas y biotecnológicas.
El caso más conocido es de los genes BRCA1 y BRCA2, que fue patentado por la corporación Myriad Genetics, los cuales son usados como marcadores moleculares para diagnosticar la preponderancia a tener cáncer de seno y ovarios. Estos dos genes son encontrados naturalmente en nuestro genoma, pero para aislarlos y relacionarlos con estos tipos de cáncer debió haber tenido una gran inversión en investigación y desarrollo.
Sin embargo, la estructura química de los genes (su composición nucleotídica o secuencia) es producto de la naturaleza, y no deja de serlo cuando es aislado de su ambiente, no son inventos. Es como las fibras de algodón que han sido separadas de las semillas de algodón, el hecho de aislarlas no significa que son nuevos productos o inventos o ¿se ha visto que alguien haya patentado el oro o el carbón?, los cuales son extraídos y aislados de la tierra. Aunque los que están a favor de las patentes dicen que los genes aislados son estructuras químicas diferentes a las encontradas en las células, por eso so elegibles para patentes… la verdad a mi me parece absurdo, obviamente, estas palabras son dichas por inversionistas, gerentes o abogados, y se entiende, ya que no han tenido una formación básica en cursos de biología o química.
Según la Oficina de Patentes y Marcas de los EEUU, miles de genes de diversos organismos han sido patentados y aproximadamente el 20% de nuestros genes también lo son. Es por esta razón que esta declaración dada por el Departamento de Justicia podría tener grandes repercusiones en la industria biotecnológica. Sin embargo, esto no sería así ya que la mayoría de los genes patentados por estas empresas son derivados de la ingeniería genética, manipulados por los científicos para conseguir nuevas características, mejorar rendimientos o ser más resistentes, y estos genes si podrían ser patentados.
Obviamente que tener la patente sobre un gen le permite a una empresa seguir investigando y desarrollando nuevas variantes del mismo para mejorar su eficiencia y productividad, y de esta manera, mejorar la calidad de vida de las personas. Pero, si un gen que existe de manera natural es patentado, no podrá ser usada por otra empresa para también mejorarlo, lo cual generaría un monopolio por parte de la empresa que tiene la patente. El monopolio no permite la mejora, al no tener competidores, no verá la necesidad de mejorar su producto, ya que lo más importante para una empresa no es mejorar la calidad de vida de las personas, sino aumentar sus utilidades.
Entonces, si los genes de origen natural dejan de ser patentes, se podrá seguir mejorando, muchas empresas diferentes tratarán de hacerlo, las innovaciones serán más rápidas y los precios bajarán considerablemente, esto sin dudas mejorará la calidad de vida de las personas.
Pero, ¿que pasaría en nuestro país? Sin dudas, nuestra mayor riqueza que espera por ser aprovechada, es nuestra riqueza genética. Tenemos tanta biodiversidad que las probabilidades de encontrar genes con potencial importancia económica son muy altas, genes que sólo se pueden encontrar en esta parte del mundo y no en otra, lo que nos da una gran ventaja comparativa. Si tuviéramos la capacidad de patentar todos estos genes que son derivados de nuestra riqueza biológica, ¿No nos permitiría despegar económicamente y dejar de ser un “eterno país en vías de desarrollo”?. Para eso, primero debemos empezar a invertir más en investigación y desarrollo (I&D), a partir de ahí podremos innovar y generar ingresos que permitan seguir invirtiendo en I&D.
Sin dudas, se necesita de una fuerte inversión inicial, entonces, ¿por qué no aprovechar ahora que estamos en uno de nuestros mejores momentos económicos de los últimos 50 años y somos un “país atractivo para las inversiones”?.
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