La noción de que el clima puede influir en los conflictos sociales —guerras, manifestaciones, protestas, terrorismo, etc.— y el colapso de las civilizaciones no es algo nuevo. Sin embargo, muchos estudios no han encontrado una correlación significativa entre ellos dos. Un estudio global hecho por investigadores de la Universidad de Columbia han encontrado que la probabilidad de que hayan conflictos sociales es el doble en los años de ocurrencia del fenómeno de El Niño según reportaron hoy en Nature.
Vivimos en tiempos donde el cambio climático se ha convertido en la causa principal de muchos problemas, tanto ambientales como ecológicos. Como si fuera Osama Bin Laden, al cambio climático se le echa la culpa de todo; desde el derretimiento de los casquetes polares y el retroceso de los glaciares hasta la pérdida de los ecosistemas y las especies que viven en ellos. Por si fuera poco, en el 2009, un polémico artículo publicado en PNAS relaciona al cambio climático con las guerras civiles en África. De lo único que podemos estar seguros, por ahora, es que el calentamiento global si juega un rol importante en muchos de estos problemas, aunque no podemos estar seguros si somos nosotros los únicos responsables de ello —tal vez sean los mismos procesos geofísicos del planeta quienes se lleven la mayor parte del crédito.
Uno de los fenómenos naturales más importantes, con la capacidad de cambiar el clima de todo el planeta, es el fenómeno de El Niño. Este fenómeno aparece de manera cíclica sin un patrón de periodicidad aparente —puede darse cada 3 – 8 años— generando un cambio global en el clima, afectando a los países tropicales, principalmente a los de Sudamérica, y trayendo consigo sequías en las zonas donde generalmente llueve y torrenciales lluvias donde la mayor parte del año es seco. Después del periodo cálido de El Niño viene un periodo frío conocido como La Niña, donde las condiciones climáticas se invierten. En su conjunto este fenómeno es conocido como la Oscilación del Sur El Niño (ENSO).
Como el ENSO tiene la capacidad de modificar el clima a gran escala, ofrece una buena oportunidad para analizar la relación que podría existir entre el clima y los conflictos sociales de manera global. Una de las hipótesis de las que parten los investigadores es que existen varios factores económicos, políticos y sociales que están influenciados por el clima (Ej.: la agricultura, la pesca, las importaciones y exportaciones, etc.). Si el clima afecta estas actividades, la población se verá afectada de manera directa o indirecta y esperan que sus autoridades soluciones el problema. Muchas veces los gobiernos no tienen los recursos, ni los medios, ni la voluntad para hacerlo generando protestas y violencia, las cuales terminarán agravándose y generando los conflictos sociales más serios.
En el presente estudio, Hsiang et al. primero dividieron todos los países en dos grupos: los más afectados por el ENSO [países en rojo dentro del mapa, por ej.: Perú, Sudán, India, Australia, etc.] y los menos afectados por el ENSO [países en azul en el mapa, por ej.: EEUU, los países europeos, Chile, etc.]. Luego, recolectaron los datos de conflictos sociales ocurridos en el mundo entre1950 y el 2004, los cuales dejaron como saldo al menos 25 muertos. Finalmente, usando diferentes modelos estadísticos, relacionaron los conflictos sociales con la presencia del ENOS en los dos grupos de países.
Los resultados mostraron que en el grupo de países más afectados por el ENSO, la tasa de conflictos sociales pasó del 3% —durante La Niña— al 6% —durante El Niño, lo que indicaría que la quinta parte de los conflictos sociales ocurridos desde 1950 estarían afectados por el ENSO.
Sin embargo, hay muchos escépticos y críticos de este estudio (yo me considero uno de ellos). En primer lugar porque las estadísticas no muestran una correlación contundente entre los cambios climáticos y los conflictos sociales. Es muy difícil encontrar un método estadístico adecuado para estudiar el comportamiento social humano.
En países como el nuestro, los conflictos sociales se originan principalmente por el descontento de la población con sus autoridades de turno quienes no sólo dejan de cumplir con sus promesas hechas en las campañas electorales, sino que se aprovechan de los recursos naturales a costa de la salud y bienestar de la población. Otro factor es el olvido que se le da a las regiones más alejadas del país, donde la informalidad y la delincuencia es la principal fuerza motora. Cuando se trata de hacer algo por esas regiones, la herida es tan profunda que muy difícilmente se puede curar. Así que no hay otra solución que imponer la fuerza generando violencia. Ninguno de estos factores están influenciados por el clima, así que no podría haber una relación de causalidad.
Conflictos sociales hay todos los años, y como El Niño afecta cada 3 a 8 años, si hacemos un cálculo rápido asumiendo que El Niño aparece cada 5 años y que en cada año hay dos conflictos sociales de magnitud; entre 1950 y el 2004 habrán habido 108 conflictos sociales y 11 años con el fenómeno, lo que indicaría que 22 conflictos sociales se dieron durante los años de El Niño, el cual corresponde al 20% de todos los conflictos sociales, o sea la quinta parte. Valla sorpresa, el resultado es bastante aproximado al obtenido por Hsiang y sus colaboradores.
En otras palabras, no se puede decir que la quinta parte de los conflictos sociales se deban al cambio climático provocado por el ENSO, ya que este resultado es el esperado como producto del azar. Sin embargo, si podemos decir que el clima caluroso característico de El Niño podría influir en cierta medida en los conflictos sociales, ya que la probabilidad que haya uno durante en ese periodo es mayor que durante los periodos fríos de La Niña. Esto tal vez se deba a la reducción en el rendimiento de los cultivos debido a las sequías, afectando los precios de los alimentos; pero, por ejemplo, no podemos echarle la culpa de la guerra interna con Sendero Luminoso, al fenómeno de El Niño.
Referencia:
Hsiang, S., Meng, K., & Cane, M. (2011). Civil conflicts are associated with the global climate Nature, 476 (7361), 438-441 DOI: 10.1038/nature10311
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