Muchos estudios han encontrado una relación directa entre el estrés y los ataques cardiacos. Cuando una persona está estresada el sistema cardiovascular se ve afectado, la presión sanguínea aumenta, lo que puede generar problemas cardiacos. El estrés crónico, el cual es producto de los problemas laborales (tu jefe te maltrata, no acabaste el informe a tiempo, saliste con la secretaria del jefe), familiares (tu esposa te maltrata, debes cocinar todos los días temprano antes de salir al trabajo, dejar a los niños en el colegio y recogerlos), o financieros (le apostaste a Perú contra Canadá, pagar las letras de carro), también es responsable de muchas enfermedades cardiovasculares incluyendo el infarto de miocardio agudo.
Pero, ¿como se da el estrés? Nosotros constantemente nos adaptamos y respondemos a los cambios en el entorno. Uno de los mecanismos de respuesta es hecho por el eje Hipotálamo-Pituitario-Adrenal (HPA). Cuando estamos sometidos a algún tipo de estrés físico o emocional se activan muchos sistemas neuroendocrinos (liberadores de señales celulares como las hormonas o neurotransmisores al torrente sanguíneo) quienes producen y liberan glucocorticoides, especialmente el cortisol, el cual es considerado como la hormona del estrés.
Los métodos tradicionales para medir el cortisol es en muestras de saliva, orina, suero o plasma; sin embargo, las medidas obtenidas serán sólo de la cantidad de cortisol secretado en ese día o en ese momento, y no reflejan el nivel de estrés en periodos prolongados de tiempo (el estrés crónico).
Estudios previos ya habían demostrado la presencia de cortisol en los cabellos, además estes se mantenía estable por aproximadamente 6 meses. Emily Webb et al. (2010) también demostró la presencia de cortisol en cabellos de momias peruanas de más de 2500 años de antigüedad. Si se sabe que el cabello humano crece alrededor de 1cm por mes, entonces tomando un cabello de 6cm de largo, podríamos conocer la cantidad de cortisol secretado por una persona en los últimos 6 meses.
Entonces, para determinar la relación entre el estrés y los ataques cardiacos, David Pereg et al. colectaron muestras de cabello de los 3cm más próximos al cuero cabelludo, para determinar los niveles de cortisol a los que fueron expuestos en los tres últimos meses 56 pacientes con problemas cardiacos y 56 pacientes con otros tipos de problemas que no sean cardiacos usados como control.
Los investigadores encontraron que los pacientes con problemas cardiacos tenían una mayor concentración de cortisol en el cabello (295.3ng/g) que los pacientes control (224.9ng/g). Las concentraciones de cortisol en el cabello se dividieron en cuatro y se analizó la proporción de pacientes con infartos de miocardio agudos (MI) y los que no sufrieron un infarto. Se observa claramente que cuanto mayor es la concentración de corticoide, mayor es la proporción de pacientes con infarto.
A diferencia de los métodos de cuantificación de cortisol en saliva, orina o suero donde sólo se obtiene los niveles en ese instante o durante ese día; el cabello nos permite saber a cuanto cortisol uno ha estado expuesto en los últimos meses y nos permite diagnosticar si se ha sufrido de algún tipo de estrés crónico, así como determinar su vulnerabilidad y prevenir cualquier tipo de infarto. Sin embargo, los resultados si bien son significativos no son muy uniformes, ya que el rango de concentración en los pacientes con problemas cardiacos fue de 105.4–809.3 ng/g, mientras que en los pacientes control fue de 76.6–949.9 ng/g. Al ojo uno puede ver que no hay una relación directa entre los noveles de cortisol y ataques cardiacos pero las estadísticas nos dicen lo contrario.
Referencia:
Pereg, D, & et al (2010). Hair cortisol and the risk for acute myocardial infarction in adult men Stress DOI: 10.3109/10253890.2010.511352
Pero, ¿como se da el estrés? Nosotros constantemente nos adaptamos y respondemos a los cambios en el entorno. Uno de los mecanismos de respuesta es hecho por el eje Hipotálamo-Pituitario-Adrenal (HPA). Cuando estamos sometidos a algún tipo de estrés físico o emocional se activan muchos sistemas neuroendocrinos (liberadores de señales celulares como las hormonas o neurotransmisores al torrente sanguíneo) quienes producen y liberan glucocorticoides, especialmente el cortisol, el cual es considerado como la hormona del estrés.
Los métodos tradicionales para medir el cortisol es en muestras de saliva, orina, suero o plasma; sin embargo, las medidas obtenidas serán sólo de la cantidad de cortisol secretado en ese día o en ese momento, y no reflejan el nivel de estrés en periodos prolongados de tiempo (el estrés crónico).
Estudios previos ya habían demostrado la presencia de cortisol en los cabellos, además estes se mantenía estable por aproximadamente 6 meses. Emily Webb et al. (2010) también demostró la presencia de cortisol en cabellos de momias peruanas de más de 2500 años de antigüedad. Si se sabe que el cabello humano crece alrededor de 1cm por mes, entonces tomando un cabello de 6cm de largo, podríamos conocer la cantidad de cortisol secretado por una persona en los últimos 6 meses.
Entonces, para determinar la relación entre el estrés y los ataques cardiacos, David Pereg et al. colectaron muestras de cabello de los 3cm más próximos al cuero cabelludo, para determinar los niveles de cortisol a los que fueron expuestos en los tres últimos meses 56 pacientes con problemas cardiacos y 56 pacientes con otros tipos de problemas que no sean cardiacos usados como control.
Los investigadores encontraron que los pacientes con problemas cardiacos tenían una mayor concentración de cortisol en el cabello (295.3ng/g) que los pacientes control (224.9ng/g). Las concentraciones de cortisol en el cabello se dividieron en cuatro y se analizó la proporción de pacientes con infartos de miocardio agudos (MI) y los que no sufrieron un infarto. Se observa claramente que cuanto mayor es la concentración de corticoide, mayor es la proporción de pacientes con infarto.
A diferencia de los métodos de cuantificación de cortisol en saliva, orina o suero donde sólo se obtiene los niveles en ese instante o durante ese día; el cabello nos permite saber a cuanto cortisol uno ha estado expuesto en los últimos meses y nos permite diagnosticar si se ha sufrido de algún tipo de estrés crónico, así como determinar su vulnerabilidad y prevenir cualquier tipo de infarto. Sin embargo, los resultados si bien son significativos no son muy uniformes, ya que el rango de concentración en los pacientes con problemas cardiacos fue de 105.4–809.3 ng/g, mientras que en los pacientes control fue de 76.6–949.9 ng/g. Al ojo uno puede ver que no hay una relación directa entre los noveles de cortisol y ataques cardiacos pero las estadísticas nos dicen lo contrario.
Referencia:
Pereg, D, & et al (2010). Hair cortisol and the risk for acute myocardial infarction in adult men Stress DOI: 10.3109/10253890.2010.511352
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