La testosterona es la principal hormona masculina que regula muchos aspectos de la fisiología y del comportamiento animal. Durante el cortejo y el apareamiento, los niveles de testosterona se incrementan para mejorar el éxito reproductivo del macho; mientras que durante la paternidad los niveles son bajos. Este mismo principio también se aplica a los humanos. Sin embargo, no se sabe exactamente si es el nivel de testosterona el que se reduce durante la paternidad o son los hombres con menos testosterona los mejores padres. Según un artículo publicado en PNAS, los niveles de testosterona son más bajos cuanto el padre permanece más tiempo con el hijo.
La testosterona es la hormona responsable de las características típicas de un macho, tales como la musculatura, la agresividad, el libido y la seducción (cortejo). Si bien estas características pueden garantizar un emparejamiento exitoso, no garantiza el éxito reproductivo, el cual se mide en función a la cantidad de descendencia fértil que el macho pueda generar. La idea no es tener la mayor cantidad de hijos, si no que la mayor cantidad de hijos tengan los genes del padre y estos sean viables y puedan transmitirse a las futuras generaciones. Para ello se requiere que el padre cuide de sus hijos (paternidad) para asegurarse que lleguen a la madurez sexual y puedan transmitir sus genes.
Es en este punto donde se genera un conflicto de intereses en el padre: seguir con los niveles de testosterona altos para poder aparearse con más hembras, o reducir los niveles de testosterona para reprimir su instinto de procreación y así dedicarse el mayor tiempo posible a sus hijos. En las aves se ha demostrado que se da el segundo caso —los machos reducen sus niveles de testosterona y se dedican más tiempo a los pichones. Sin embargo, en mamíferos no hay resultados concluyentes.
En el caso de los humanos, este análisis es mucho más complejo principalmente por su naturaleza monógama y también porque somos una de las pocas especies donde la paternidad es bastante común, la cual puede durar más de 20 años, edad a la cual los hijos se independizan. Además, los factores sociales tienen mucha influencia sobre nuestro comportamiento. Si bien ciertos estudios han demostrado que los niveles de testosterona son menores en los padres que en los hombres solteros, no se han hecho estudios que muestren la variación hormonal de una persona soltera cuando pasa a ser padre.
Para dar una respuesta más concluyente, un grupo de investigadores liderados por el Dr. Lee Gettler de la Universidad de Northwestern, reclutaron a un grupo de voluntarios filipinos (n=624) a quienes les tomaron muestras de saliva para cuantificar sus niveles de testosterona. A cada uno les tomaron dos muestras, una a los 22 años —cuando todos eran solteros— y otra a los 26 —cuando una parte de ellos eran padres. La primera muestra serviría como línea base de los niveles de testosterona.
Los investigadores analizaron dos hipótesis: i) si aquellos jóvenes que se volvieron padres redujeron sus niveles de testosterona en comparación a los que seguían siendo solteros y ii) si los niveles de testosterona eran menores en aquellos padres que dedicaban más tiempo con sus hijos.
Los resultados mostraron que cuando los jóvenes se volvieron padres, sus niveles de testosterona se redujeron considerablemente (un 26% durante el día y 34% durante la noche, Grupo 4) en comparación con los jóvenes que permanecieron solteros cuyos sus niveles de testosterona se redujeron en un 12% y 14% durante el día y la noche, respectivamente (Grupo 2). Los jóvenes que ya eran papás a los 22 años (Grupo 1) y los que estaban casados o conviviendo pero aún no eran padres (Grupo 3) redujeron sus niveles de testosterona similarmente a los jóvenes solteros. Por otro lado, la reducción de los niveles de testosterona al atardecer es un proceso fisiológico normal, sin embargo, esta reducción fue mayor en los jóvenes que se volvieron papás.
Finalmente, tal como dice la segunda hipótesis, aquellos padres que dedicaban más tiempo a sus hijos (> 3 horas, según reportaron en una encuesta) tenían los niveles de testosterona mucho más bajos que aquellos padres menos dedicados. Además, lo padres con mayores niveles de testosterona reportaron tener más problemas maritales, como abandono y divorcios.
Bueno, este experimento demostraría que los niveles de testosterona son bajos durante la paternidad y son aquellos con los menores niveles de esta hormona quienes serían mejores padres en el sentido que dedican mayor tiempo a sus hijos. Sin embargo, aún no me queda claro si son los bajos niveles de testosterona la causa de una buena paternidad o es la mayor dedicación de los padres quienes mantienen estos niveles de testosterona más bajos que en los padres menos dedicados. La primera opción tendría un predisposición genética, y la segunda, social, por lo tanto, epigenética.
Referencia:
Gettler, L., McDade, T., Feranil, A., & Kuzawa, C. (2011). Longitudinal evidence that fatherhood decreases testosterone in human males Proceedings of the National Academy of Sciences DOI: 10.1073/pnas.1105403108
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