Cuando a una mujer se le diagnostica un cáncer de ovario en etapas avanzadas, el pronóstico no es muy bueno. La única forma de prolongar su esperanza de vida es removiendo los tumores mediante una cirugía (citorreducción) y sometiéndolas a una quimioterapia agresiva. Sin embargo, remover el tejido canceroso es una tarea complicada porque es muy difícil diferenciarlo del tejido sano. Ahora, un grupo de investigadores holandeses han usado una molécula fluorescente para evidenciar la presencia del tejido canceroso facilitando así su eliminación. El artículo aparece publicado hoy en Nature Medicine.
De todas las neoplasias que afectan a las mujeres, el cáncer epitelial de ovario es la causa más frecuente de muerte en EEUU y Europa. Este cáncer no muestra manifestaciones clínicas claras en los primeras etapas de desarrollo y la falta de pruebas discriminatorias hacen que el diagnóstico se de cuando ya es demasiado tarde. Por esta razón, sólo el 45% de las mujeres con cáncer de ovario llega a vivir más de 5 años, y este porcentaje se reduce considerablemente en etapas avanzadas.
En la actualidad, el tratamiento más efectivo es la cirugía citorreductiva (remoción del tejido canceroso) combinada con la quimioterapia. Sin embargo, es muy difícil remover todas las células cancerosas y muchas veces éstas pueden ser bastante resistentes a los agentes terapéuticos. Este es un factor importante a tomar en cuenta en el pronóstico de la paciente ya que las células cancerosas que queden pueden volver a crecer y proliferarse rápidamente.
Los cirujanos cuentan con la ayuda de los rayos X, la tomografía computarizada (CT), las imágenes de resonancia magnética (MRI) y el ultrasonido para visualizar los ovarios y remover los tumores, pero estas técnicas no permiten diferenciar claramente al tejido canceroso del tejido sano. Entonces, si se quiere mejorar la eficacia de la citorreducción se debe desarrollar algún tipo de estrategia que permita marcarlos selectivamente.
Un grupo de científicos holandeses liderados por el Dr. Gooitzen van Dam de la Universidad de Groningen, han usado moléculas fluorescentes por primera vez en humanos para evidenciar la presencia de células cancerosas en tiempo real, y han facilitado el proceso de la cirugía citorreductiva [ver el video].
En el año 2008, Kalli et al. demostraron que la expresión del receptor α de folato (FR-α) se incrementa entre un 90 a 95% en las células cancerosas del ovario, siendo un blanco ideal para marcadores fluorescentes y agentes terapéuticos. Este receptor es ampliamente usado en el radiodiagnóstico del cáncer de ovario, donde el folato (vitamina B9) es conjugado con el DTPA —una molécula que captura metales— para ser marcado con elementos metálicos radiactivos.
van Dam y sus colaboradores unieron una molécula fluorescente llamada fluoresceína al DTPA conjugado con el folato (Fig. a) y lo administraron vía intravenosa a diez pacientes de 60 años de las cuales cuatro presentaban tumores de ovario malignos. El folato viaja por el torrente sanguíneo hasta llegar a los ovarios donde es capturado por los FR-α, metiéndose al citoplasma de las células cancerosas y focalizando la fluorescencia sólo en los tejidos tumorales (Fig. b). Luego la fluoresceína es excitada con un láser a una longitud de onda 495nm, emitiendo fluorescencia verde a 520nm.
Los cirujanos lograron diferenciar fácilmente al tejido canceroso de tejido sano y tuvieron una mayor facilidad para extirpar los pequeños tumores. La técnica demostró ser sumamente específica y tener una gran resolución, permitiendo localizar tejidos cancerosos tan pequeños como el punto final de esta oración.
Sin embargo, aún falta investigar que factores afectan la expresión del receptor de folato ya que uno de los pacientes con cáncer de ovario maligno no expresó este receptor. Por suerte, los investigadores demostraron que la expresión de este receptor no se ve afectada a causa de la quimioterapia. Además, lo más resaltante de este trabajo fue que el tejido canceroso fue eliminado con mayor facilidad, mejorando así la eficiencia de la citorreducción. Ahora quedaría esperar y ver si hay una mejora significativa en la esperanza y calidad de vida de los pacientes sometidos a esta prueba experimental.
Para que esta técnica sea más prometedora, deben identificarse moléculas que se expresen de manera específica en las células cancerosas de otros órganos como el útero, próstata, huesos, etc., para así desarrollar ligandos específicos que transporten la fluorescencia a las zonas afectadas. Por otro lado deben desarrollarse nuevas moléculas fluorescentes con longitudes de onda más largas —dentro del espectro infrarrojo cercano (>700nm)— para poder identificar tumores que se encuentran en tejidos más profundos y en órganos más internos.
Referencia:
van Dam, G., Themelis, G., Crane, L., Harlaar, N., Pleijhuis, R., Kelder, W., Sarantopoulos, A., de Jong, J., Arts, H., van der Zee, A., Bart, J., Low, P., & Ntziachristos, V. (2011). Intraoperative tumor-specific fluorescence imaging in ovarian cancer by folate receptor-α targeting: first in-human results Nature Medicine DOI: 10.1038/nm.2472
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