Muestran un comportamiento pro-social que se creía propia de los primates.
Se considera como un comportamiento pro-social aquella acción que se hace en beneficio del otro. La empatía es un ejemplo de ello y se da cuando sentimos el sufrimiento o la preocupación de otra persona y la ayudamos con el fin de aliviar su pena. No obstante, para que este proceso se lleve a cabo, debemos tener la capacidad de ponernos en el lugar del otro, algo que requiere de un sistema cognitivo relativamente avanzado.
Por muchos años, psicólogos y neurocientíficos han discutido la posibilidad de que otros animales posean este atributo. Estudios realizados en chimpancés han demostrado que ellos también tienen la capacidad de mostrar comportamientos pro-sociales, por lo que se cree que esta actitud es propia de los primates. Sin embargo, un artículo publicado hoy en Science sugiere que las ratas también presentan un comportamiento solidario en respuesta a la angustia de un compañero, proporcionando evidencias sobre el origen ancestral de la empatía en mamíferos.
“Hemos evaluado si la presencia de un compañero de jaula atrapado induce un estado de motivación pro-social en las ratas, llevándolas a abrir la puerta de inmovilización para liberarlos”, dijo la neurobióloga Peggy Mason, autora principal de la investigación.
Los investigadores pusieron dos ratas por jaula y las criaron durante quince días para que se familiaricen. Después de este periodo de tiempo empezaron los experimentos. El primero consistía en confinar a una de ellas dentro de un contenedor de plexiglás en el centro de la jaula, donde la única forma de salir era si su compañera ejercía la fuerza suficiente como para abrir la puerta de inmovilización [Figura de portada]. Como controles usaron un contenedor vacío y uno con un juguete dentro.
Los resultados fueron contundentes: el 75% de las ratas del grupo experimental aprendieron a abrir las puertas para liberar a sus compañeros de jaula. En los grupos control, menos del 15% aprendieron a hacerlo. Usando un detector de murciélagos, los investigadores captaron algunos chillidos por parte de la rata atrapada indicando un cierto grado de angustia en él. La rata libre, por su parte, pasaba más tiempo cerca del contenedor cuando su compañero estaba dentro y mostraba un incremento en su actividad física cada vez que lograba liberarlo. Estos resultados indicaban que las ratas actuaban deliberadamente y sentían cierta ‘satisfacción’ al hacerlo.
Sin embargo, no estaban seguros si la motivación por liberar a su compañero era interactuar con él o aliviarle la angustia. Para responder a esta interrogante, los investigadores modificaron el experimento original. Esta vez, el animal del contenedor sólo podía ser liberado a un ambiente separado al de su compañero para así evitar el contacto físico entre ellos. Como control volvieron a usar el contenedor vacío. Los resultados fueron similares al experimento original, las ratas abrían la puerta del contenedor sólo cuando su compañero estaba dentro. Esto demostraba que la interacción social no era la motivación principal para el comportamiento pro-social.
Finalmente, los investigadores quisieron determinar el valor relativo de liberar a su compañero de jaula. Para ello modificaron nuevamente el experimento original. Esta vez pusieron dos contenedores en la jaula, uno para el compañero y el otro con deliciosos chips de chocolate. A las ratas les gustaba mucho el chocolate, en promedio podían comer siete de ellos. Como control usaron un contenedor vacío y el otro con los chocolates.
En este último experimento, los científicos observaron que las ratas abrían los dos contenedores casi al mismo tiempo cuando su compañero estaba atrapado en uno de ellos a pesar que al hacerlo debían compartir los chocolates. Esto no ocurrió en el grupo control, donde las ratas sólo abrían el contenedor con los chocolates.
Sin dudas, estos resultados son bastante interesantes. Las ratas muestran un comportamiento pro-social aliviando la angustia de sus compañeros. Además, sus acciones eran deliberadas y no como producto de la búsqueda de algún tipo de recompensa social. Sin embargo, hay investigadores que se muestran escépticos porque no se ha demostrado que la rata se ponga en los zapatos del otro, simplemente puede ser una respuesta conocida como ‘contagio emocional’ y que la rata actúa para aliviar su propia angustia.
Referencia:
Bartal, I., Decety, J., & Mason, P. (2011). Empathy and Pro-Social Behavior in Rats Science, 334 (6061), 1427-1430 DOI: 10.1126/science.1210789
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