Muchos investigadores se han dedicado a estudiar las diferencias en la forma de pensar de los varones y las mujeres. Esta vez le tocó el turno a los perros. El biólogo Corsin Müller y sus colegas de la Universidad de Viena diseñaron un experimento en el que observaron que los cerebros de los perros y las perras podrían procesar la misma información de diferente manera según reportaron hoy en Biology Letters.
Para el presente estudio, Müller et al. reclutaron a 50 perros —25 machos y 25 hembras— de distintas razas, entre ellas, poodles, golden retrievers, pastores australianos y chuscos. Antes de empezar el experimento, a cada perro se le hacía jugar con dos pelotas, de la misma apariencia y textura, pero una más grande que la otra, para que se familiaricen con ellas. Una de las pelotas tenía el tamaño de una pelota de tenis, mientras que la otra era del tamaño de un pequeño melón (cantalupo).
El experimento consistía en determinar si los perros tenían la capacidad de reconocer si el objeto cambiaba su tamaño tras desaparecer por un breve periodo de tiempo. Para ello, los investigadores ponían a los perros frente a un biombo, donde se ponía una de las pelotas en el lado izquierdo, a la vista del animal. Con ayuda de una cuerda transparente, jalaban la pelota por detrás del biombo —y así el perro la perdiera de vista— para luego volver a aparecer por el lado derecho del biombo. En algunos casos, la pelota era cambiada por la otra de diferente tamaño cuando pasaba por detrás el biombo, esto con el fin de determinar si el perro era capaz de darse cuenta que la pelota que salía por extremo derecho era de distinto tamaño a la que entró por el extremo izquierdo.
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De por sí, los perros y las perras veían la pelota que aparecía por el lado derecho del biombo de manera prolongada. Sin embargo, lo que sorprendió a Müller y sus colaboradores fue que, cuando la pelota que salía del biombo era de un tamaño diferente a la que había entrado por el otro extremo, las perras la miraban por un periodo más prolongado de tiempo. Este efecto no fue observado en los perros, quienes veían la pelota que salía por el lado derecho del biombo la misma cantidad de tiempo, así estas habían cambiado de tamaño durante el trayecto.
Müller y sus colegas no creen que este hecho tenga una razón evolutiva ya que, tanto los perros como las perras, se comportan de la misma manera, sean mascotas o no. Sin embargo, para el psicólogo de perros y profesor emérito de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), Stanley Coren, toda diferencia en función al sexo, usualmente tiene origen evolutivo. Tal vez esta capacidad de observación de las perras les sirve cuando tienen sus cachorros, ya que todos tienen prácticamente el mismo olor y sería muy difícil distinguirlos sólo por su aroma.
Para corroborar esta hipótesis, Müller esta pensando repetir el experimento con perras en celo, con crías y solteras, y ver cual de ellas está más atenta a los detalles.
Por otro lado, en cuanto a los perros, Coren cree que los machos hacen más caso a su olfato y no se interesan mucho por los detalles, esto explicaría la falta de interés por si la pelota cambió o no de tamaño, simplemente no les importa. Es por esta razón, que son los perros los elegidos principalmente para desarrollar tareas que ayudan al hombre, como en la búsqueda de cadáveres en desastres naturales, búsqueda de droga en los aeropuertos o en el apoyo a personas minusválidas.
Los investigadores también descartaron que este efecto sea como producto de las hormonas perrunas. Cuando se observó la respuesta de un perro castrado, esta fue similar a la de los otros perros ‘completos’. Así que si existe una diferencia al momento de procesar la información entre los machos y hembras, esta se desarrolló muy temprano en la evolución de los perros.
Sin embargo, existen muchos factores que pudieron haber afectado el comportamiento de los perros, ya que ninguno fue criado de la misma manera, tal vez algunos estén más acostumbrados a jugar con pelotas, que tendrán la capacidad de diferenciarlas fácilmente, mientras que otros no. Aunque, el patrón muestra que sólo las hembras presentaban este comportamiento, sería muy difícil que sólo sea una coincidencia.
Pero, lo que parece interesante es que esto mismo ocurre con los humanos. Las mujeres siempre son más detallistas que los varones. Por otro lado, un estudio publicado en Archives of Sexual Behavior muestra que los varones tiene opiniones más categóricas que las mujeres. O sea, para un hombre “esto es así o esto es asá”, pero para una mujer “esto puede ser así y asá”.
Vía | Science NOW & ScienceNews.
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